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Emergencia y cohesión

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Fecha Publicación: 11/03/2023 - 22:50
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En “Éxodo” del antiguo testamento y la Torá se habla de las diez plagas de Egipto. Sangre, ranas, mosquitos, piojos y pulgas, enfermedades y pestes epidémicas, animales salvajes dañando personas y ganados, úlceras, granizo de fuego y hielo, langostas, muerte de los primogénitos. La tragedia más completa referida como leyenda de la historia y castigo divino a la necedad de un faraón que resistía liberar al pueblo hebreo.

El Perú de hoy no parece lejano a ese cuadro dantesco. Tras la crisis política del segundo lustro siglo XXI vino la pandemia COVID-19 y su implicancia nefasta sobre una economía pacientemente conservada en los parámetros razonables de la apertura y el crecimiento. También su consecuencia desesperada en la elección de un presidente populista, demagogo, mediocre y corrupto, hoy felizmente detenido y abrumado por las pruebas de su galopante inmoralidad. Le siguió el garfio maligno de la guerra Rusia-Ucrania atacando el flujo comercial de los fertilizantes, las sequías focalizadas y ahora las lluvias torrenciales que castigan diversas regiones del litoral.
Pareciera, sin duda alguna, que poseemos todos los boletos de la fatalidad. Dios no era peruano. Cierta culpa estamos pagando sin que avizoremos claramente una luz de redención. Aún así la esperanza ilumina como faro la íntima seguridad de nuestros compatriotas respecto a que siempre nos aguarda un destino mejor.

La emergencia padecida - que puede agravarse con la confirmación de un nuevo fenómeno del niño - debiera volcarnos hacia la única herramienta colectiva capaz de darle horizonte a esta nación derruida por el encono, el totalitarismo caviar y la amenaza fascista: construir las bases mínimas de la cohesión nacional a partir de tamaño desafío de subsistencia.

En efecto, los retos no sólo pasan por preservar la infraestructura o reconstruir la dañada. Antes que lo material está el elemento humano y sus derechos, necesidades, proyectos y realizaciones. De manera concreta y planificada.

La idea no es nueva. El 2017 el entonces defensor del Pueblo Walter Gutiérrez presentó un proyecto de ley en el cual, sin menoscabar las atribuciones de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, planteaba atender los derechos fundamentales y servicios básicos de los peruanos víctimas del flagelo, los mismos que tienen consagración constitucional como la vida, la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el medio ambiente, el acceso a la justicia, la paz y seguridad ciudadana. También la protección del interés social y económico.

Tamaña tarea no se ejecuta en el límite de las normas o la voluntad política de las autoridades nacionales y subnacionales. La esencia es la armonía y la solidaridad, el diálogo y el entendimiento, el reconocerse actores de un solo puño contra los embates de la naturaleza.

Como siempre, será una oportunidad ganada o perdida. Este país de desconcertadas gentes lo decidirá.

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