Empoderamiento de estado para nuestras Fuerzas Armadas
Hoy, miércoles 24 de setiembre, celebramos los peruanos el Día de las Fuerzas Armadas de nuestro país y sirva esta ocasión para llamar a su empoderamiento por nuestra clase política. La fecha fue establecida el 24 de setiembre de 1977, con ocasión de la consagración de la Virgen de La Merced, Patrona de los Institutos Armados y Gran Mariscala del Perú. Las FF.AA. nacieron con la República en 1821 y eso a veces se olvida sobre todo con discursos buscando maltratarlas todo el tiempo pretendiendo hacerlas corresponsables de la violencia y de las muertes que vivimos y tuvimos durante la sangrienta etapa en que el terrorismo quiso imponerse vanamente en nuestro país. Fueron decisivas durante la Corriente Libertadora del Sur en 1821, y por la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, sellaron la independencia del Perú y de América. Jorge Basadre destacó su protagonismo en lo que denominó los tres militarismos que tuvimos: el de la victoria, emanado de las guerras de la independencia; el de la derrota, que siguió a la guerra con Chile (1879-1883); y, el militarismo de mediados del siglo XX o de la tercera fase. Gran parte de nuestra vida nacional fue decidida por militares y hay quienes se asombran de ello sencillamente porque no leen. Su misión principal es velar por la soberanía e integridad territorial del Perú y hoy su tarea se ha ensanchado. Listos para la defensa nacional ante una amenaza o agresión externa -por fin volveremos a contarlas en su alta calidad disuasiva-, no se distraen en combatir y acabar al narcoterrorismo, valiéndose de un trabajo conjunto de inteligencia y contrainteligencia en la compleja zona del VRAEM, o en La Pampa u otros espacios sensibles y vulnerables, apoyando a la Policía Nacional del Perú contra la minería ilegal y el crimen organizado interno y transnacional. También están cada día más involucradas atendiendo las emergencias (INDECI) -con impresionante logística- por la ocurrencia de desastres naturales, como los incendios forestales, los friajes, y durante las épocas en que arrecian los inexorables huaycos, siempre buscando mitigar sus estragos. Creo firmemente que las Fuerzas Armadas deben salir a las calles y coadyuvar con la PNP para combatir a la delincuencia indetenible. No deberán hacer lo que la PNP. No. Deben ser su perfecto complemento mediante acciones urbano-rurales disuasivas, principalmente. No estamos para permitirnos prescindir de ellas en medio de un mundo rodeado de conflictos y en un país en el que los criminales hacen lo que les da la gana. El Estado debe darles confianza todo el tiempo, empoderándolas, con renovaciones y adquisiciones acordes a las circunstancias complejas que debe hacerse todo el tiempo en el marco de una política de Estado. Pero también defendiéndolas políticamente frente a las acusaciones y hostilizaciones que deben afrontar sus miembros -los casos específicos o aislados deben ser investigados-, por violación de derechos humanos, y por eso, está muy bien que se haya aprobado la ley de amnistía, largamente esperada. Sin FF.AA. los Estados y sus pueblos se vuelven vulnerables. Construyamos para ellas una profunda política de Estado para preservarlas pues existen para protegernos de cualquier amenaza.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
Mira más contenidos en Facebook, X, Instagram, LinkedIn, YouTube, TikTok y en nuestros canales de difusión de WhatsApp y de Telegram para recibir las noticias del momento.
