Empresariado y elecciones en abril 2024
La derechona peruana, los neo derechistas y hasta los centristas de este país han estado –quizá muchos sigan estándolo- secuestrados por la mafia caviar. ¡Quedar bien con los caviares era –o es- casi un deporte nacional! El espectro centro derechista peruano se convirtió así en el manjar de rica miel, al que mil caviares acudieron. ¡Y siguen acudiendo, para comer de la mano de esta ralea que, en su momento, fuese gran ejemplo de cultura, liderazgo, sentido común, pundonor; y por encima de todo ello, gran sentido de patria y de defensa de los valores, principios y patrimonio heredados de sus antepasados! Sin embargo, tras el derrumbe del régimen que encabezó Alberto Fujimori –a quien sedujo el sátrapa Montesinos hasta envolverlo en un estremecedor manto de corrupción- esta estirpe apostó al sálvese quien pueda -¡y como pueda!-, a modo de táctica para no verse enredada entre los flecos fujimoristas. Vino una estampida que retrató a nuestras capas medias y altas huyendo de lo que fueron, para evitar siquiera ser identificadas como antiguas simpatizantes del gobierno fujimorista. Y en esta suerte de cobarde acto de contrición, pactaron convivir con –también financiar a- los caviares, usándolos de escudo político para pasar inadvertidos, desapercibidos y, consecuentemente, descontaminados del letal fujimorismo. ¡Por tanto, libres de cargos penales! Así vendieron su conciencia, su criterio, su alma al diablo, interpretado por tipejos como García Sayán. Desde entonces, un poderoso pope caviar, tiene chantajeados –sumisos, calladitos- a muchos de aquellos peruanos que antes representaban la esencia de nuestras clases altas y media, a través del movimiento centroderechista de este país. La Confiep, sin ir muy lejos, sería la radiografía más clara de esta enfermedad letal llamada transfuguismo, refiriéndonos al movimiento centro derechista peruano. Lo que fue el empresariado nacional de los años ochenta, contrastado con ese mamarracho que es ahora, nos explica didácticamente la traición a su génesis, y al pensamiento de sus fundadores, cometida por sucesivas generaciones de dizque “capitanes de empresa”, quienes prefirieron prendar sus postulados a la mafia caviar, a cambio de obtener un salvoconducto; un pase que les libere de consecuencias personales y daños patrimoniales. ¡Lamentable falta de clase!
¡Hasta que los caviares revivieron el terrorismo, su aliado ideológico desde que Abimael Guzmán pariese a sendero luminoso! Fue a través de la comisión de la verdad. Este escriba fue implacable critico de aquel mamotreto, bendecido por los caviares y digerido por casi toda la corriente centroderechista, “convencida” de que “la reconciliación” salvaría sus muebles. Una centroderecha que prefirió marginar a EXPRESO y endiosar a El Comercio, La República, RPP, canales 2, 4, 5, 8, 9, aportándoles millonarios presupuestos para mantener en la cúspide a aquella parrilla mediática, vocera exclusivísima del grupete caviar. ¿Resultado? Primero llegó Toledo, luego Humala, Kuczynski, Vizcarra. Y, finalmente, Castillo. Un castillo de naipes de falsos, corrompidos y miserables saqueadores. Y, por cierto, abonadores del terreno que alumbraría esa vez, como gobierno electo, a un terrorista corrupto como Pedro Castillo. ¿El empresariado seguirá sometido al caviarismo, teniendo al frente elecciones generales en abril 2024? ¡Veremos!
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