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Empresarios y humanos

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Fecha Publicación: 18/09/2023 - 21:30
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Hacer empresa en el Perú es apostar por el futuro, que es apostar por el ser humano. Si tuviera que presentar a un ejecutivo que innovó en las crisis es Rubén Sánchez, CEO de la panadería y pastelería San Antonio, que en la pandemia operó pensando en sus trabajadores y en la gente.

No se puede ser buen empresario y mala persona, las virtudes cardinales sirven para invertir, pero también para ver en las personas no solo recursos o clientes, sino nervios, preocupaciones, hambre y sueños. Fácil pensar en Isaac Lindley en el pasado, como un benefactor que se ganaba el cariño de sus trabajadores, fue uno de los primeros referentes de filiación con el trabajador. Hoy es justo pensar en los Añaños, Ángel Añaños en Ajegroup y Carlos Añaños con el Patronato Pikimachay y su tributo a los recursos y a los hombres del campo. No solo es el éxito mundial (han llegado a Dubai con sus productos), sino el trato y los valores compartidos con la sociedad. Todos saben del enorme papel de Mirtha Añaños motivando emprendedores.

Es conocido el buen papel que jugó Roque Benavides en la pandemia, aportando oxígeno y salvando vidas y del esfuerzo actual de la Fundación Romero otorgando 100 mil becas en cursos virtuales del Campus Romero destinado a activar la empleabilidad de las personas mayores de cincuenta años. Dionisio Romero Paoletti, la cabeza del grupo empresarial, y Martín Pérez Monteverde de la Fundación Romero, aportan a una comunidad en un tiempo en el que la discriminación positiva privilegia a los juniors y margina a la experiencia.

Si se viaja en el tiempo, rastrearemos que el rostro humano del capital tiene lideres: en 1991 el cólera había llegado con fuerza, pero Haydée Persivale de Rodríguez Pastor convocó gente dispuesta y reunió más de dos millones de dólares, con los que pudo donar medicinas, VIDA, Voluntarios Interamericanos para el Desarrollo Asistencial. Interbank el benefactor. ¿Estaba obligada? No, pero no solo se invierte por ganar, se aporta (sin retorno) en vida, salud, empleabilidad, educación. Y hay más.
En Ejercicios de la memoria, Luis Felipe Gamarra nos recuerda el aporte social de Augusto Wiese, héroe de su tiempo; Álvaro Henzler; José Miguel Morales Dasso…

Nadie les obliga, pero más allá de la responsabilidad social existe un término mejor y más sublime: valores compartidos con la sociedad. Ya sabe, si quiere invertir, cultive humanidad a la vez.

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