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Empresas que sueñan

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Fecha Publicación: 06/11/2023 - 21:20
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Quizás haya escuchado de valores compartidos o empresas con propósito, son términos claves. El éxito empresarial comienza cuando el audaz emprendedor comprende su entorno, que no es una masa de consumidores, sino de personas.

Desde Adam Smith tratamos de comprender el lucro, pero, ¿qué apareja sintonizar con la gente para crear valores sociales? Por meses un restaurantero se empeñó equivocadamente en dominar una zona residencial, una donde los potenciales clientes solo almorzaban en sus casas, adultos mayores habituados a vivir en su zona de confort.
El primer consejo fue que era una mala zona para ganar clientela y que su negocio no comunicaba nada y, peor, que era una comida muy sazonada. El consejo fue replantear el modelo, que es como reinventarse a los cincuenta, cuando todo ha salido mal. Nada peor que asumir una derrota. El primer paso fue mudar cerca a un lugar que hiciera de cocina, el segundo fue llegar a los vecinos y promocionarse de casa en casa como un delivery de comida casera saludable y puntual. “Yo te cuido” suena tiernamente maternal. Compartieron valores y se produjo un efecto multiplicador porque el “almuerzo en casa” se acompañó de tarjetas que los vecinos y tenderos distribuirían luego entre sus amistades y clientes. Networking. El propósito fue el “yo me preocupo por ti”. No era una campaña contra la alimentación insana que desborda en la ciudad, era posicionarse en el hogar como si fuera un integrante más. Prosperó.

Hay un valor compartido, y no se trata de la responsabilidad social empresarial, que suena a “indemnización por externalidades”. Debe existir, para triunfar aportando, un propósito empresarial. Tienes demanda porque mejoras la vida de la gente, lo comunicas y creas un vínculo afectivo. La salud es un objetivo, pero quien conozca Lima sabe que lo que menos le importa a la gente es la alimentación saludable, costosa, fuera de la cultura de consumo y escasa. Basta entrar a un supermercado y saturar los ojos con cientos de octógonos y miles de letras pequeñas. Probablemente gran parte de esa clientela cautiva termine solicitando cita en un hospital, tan saturado de plazos largos como de octógonos en nuestros productos.

Crear valor social no tiene que ser ajeno al valor económico de la ganancia, pueden conectar. De ese modo, ya no se trata solo de fines empresariales, sino también de cultura en la demanda, una tal que la empresa incrementa su liderazgo y valor.

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