ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

En búsqueda de la paz del mundo

Imagen
Fecha Publicación: 02/07/2023 - 21:40
Escucha esta nota

Corriéndome el riesgo de ser reiterativo, en cuanto a llamar la atención de los internacionalistas nacionales y extranjeros que, con sus comentarios hablados y escritos, nos demuestran la variada información que manejan cuando citan nombres y estadísticas sobre los actuales conflictos bélicos internacionales que se vienen produciendo a largo y ancho del mundo, así como los posibles futuros enfrentamientos que se pueden originar, como resultado de la forma cómo funciona la comunidad internacional, considero necesario y pertinente continuar en esa línea, a fin de asegurarnos un futuro de paz para los pueblos del mundo.

Pues, ¿acaso nos costaría mucho saber los efectos devastadores para la humanidad que puedan ocasionar las más de 9,500 ojivas nucleares (habilitadas para usarlas en combate), de las cerca de 13,000 que, en un 90%, se encuentran bajo el control de Rusia y Estados Unidos? Por supuesto que no.

Pero lo cierto es que los analistas de la realidad mundial, que demuestran ser muy conocedores de cómo se manejan las relaciones entre los Estados, se quedan en el simple diagnóstico de los hechos, pero no hacen planteamientos ciertos y efectivos que permitan asegurarnos que el paso del tiempo nos permita avizorar una luz en el camino para encontrar la paz interestatal.

De los 193 Estados Miembros, que hoy conforman las Naciones Unidas, nueve de ellos (Rusia, EE.UU., China, Francia, Reino Unido, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte) son los que cuentan, en diferentes niveles de capacidad numérica, con ojivas nucleares, las cuales tienen un poder de destrucción que puede llegar a superar en más de 130,000 veces lo que fuera el nivel de afectación de la bomba arrojada en Hiroshima.

En consecuencia, la pregunta es: ¿los otros 184 Estados Miembros del más importante organismo internacional, que agrupa a casi todos los países del orbe, no son capaces de hacer algo por detener el crecimiento armamentista que, al año 2022, ya llegaba a superar los US$ 82,000 millones gastados en el desarrollo de arsenal nuclear? La respuesta es: claro que sí.

Para ello es necesario que, en principio, las grandes potencias que dirigen la forma como funciona la comunidad de naciones dejen de tener como fuente de inspiración la máxima “Si vis pacem, para bellum” (“Si quieres paz, prepárate para la guerra”), la cual es motivadora del interés de los países que controlan el mundo por continuar desarrollando su tecnología en la fabricación de artículos bélicos. Y, en su lugar, orienten su política internacional a lograr parar la carrera armamentista, pero lo más importante, comenzando por los países hegemónicos, que son los que nos dicen “cómo comportarnos” y “a quiénes tenemos que calificar como buenos o como malos”.

La mejor forma de controlar el crecimiento de la carrera armamentista es evitando la proliferación de más guerras, en las que los únicos que se benefician son los gobernantes, los militares y los fabricantes de armamentos, en desmedro del interés del común de las personas de todos los pueblos, las cuales comienzan a percibir los efectos negativos que tiene en su equilibrio ecológico, lo cual ha dado lugar a la aparición de una corriente que promueve el ecopacifismo: es decir, un mundo sin guerras que permita asegurar más y mejor el desarrollo de la naturaleza. Cuidando de atender que no se debe violentar el principio de no intervención en los asuntos internos de los países, dejando que sea su propia nación la que encuentre la solución; y, que si se trata de apoyar a la población nacional para que no se vea afectada, se ayude sin condicionarla y menos se usen los bloqueos económicos, que producen hambruna, y que constituyen un delito de lesa humanidad.

De igual manera, la enorme cantidad de dinero que se usa para incrementar el arsenal nuclear debe reorientarse para darles alimentos y recursos prioritarios que necesitan millones de personas que se mueren de hambre, por no estar a su alcance la satisfacción de sus necesidades.

Para lograrlo, debe haber una labor de vigilancia por un comité mundial integrado por representantes de los países, donde no participen ninguno de los nueve Estados poseedores de bombas atómicas.

La acción humana no puede ser la destructora de la humanidad; es el hombre el que debe tratar de dejar este mundo mejor de como lo ha encontrado.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.