En honor del Día Nacional de la Bandera del Perú
Las veces que algunas voces de la sociedad peruana han asegurado que el periodo de crisis social ha terminado en el país se ha desmentido desde varios indicadores que han reflejado la realidad de la corrupción. El 7 de junio pasado, se celebraba el aniversario 143° de la batalla de Arica y la renovación del juramento de fidelidad a la Bandera en honor a los héroes que defendieron nuestra patria durante la Guerra del Pacífico (1879-1884), protagonizada por los ejércitos del Perú, Bolivia y Chile.
Mientras tanto, en paralelo a la celebración del Día de la Bandera, en las regiones sureñas del país como Puno y Arequipa se produjo la protesta social subversiva de los ciudadanos que salieron a las calles y avenidas para responder al actual gobierno con una versión de la bandera que recuerda la muerte apologética de los partidarios durante las protestas realizadas entre enero y mediados de marzo. En la región Puno se mostró la bandera de color blanco y negro, a imitación de la bandera peruana, y se izó la bandera blanquirroja a media asta.
Esta protesta subversiva en la región Puno fue especialmente numerosa en su capital porque la celebración de fidelidad a la Bandera no contó con la presencia de las autoridades. Y en la ciudad de Juliaca de la provincia de San Román, Puno, donde la manifestación de la protesta social, subversiva tuvo dieciocho manifestantes fallecidos y un policía, se realizó una marcha con multitud de banderas blanquinegras.
Al respecto, en el artículo “Protesta social y derecho: una tensión irresoluble” (2019) (https://tinyurl.com/rtysbmmc) de la revista científica Izquierdas se señala sobre la protesta social: “(…) una de las cuestiones a menudo omitidas en las lecturas actuales sobre la protesta social es que la Suprema Corte viene a autorizar las restricciones a la protesta no sólo porque reconoce que la libertad de expresión no puede ser ilimitada, sino también en razón de la especial consideración que tiene respecto del impacto de la protesta en la propiedad de aquellos lugares donde se realiza dicha actividad, cuestión que pone en relieve la tensa relación protesta/propiedad y que no ha sido lo suficientemente abordada en la doctrina sobre el derecho a la protesta”.
En el mes de agosto pasado, escribía en el artículo “‘Lava la bandera’: el arte y la crítica social” sobre la manifestación de protesta social: “Como todos sabemos la bandera es símbolo de la patria protegido por la Constitución y de allí que el acto de remojarlas, lavarlas y exprimirlas lograba causar un gran impacto en la población, denotando mensajes como luchar contra la corrupción, ‘limpiar’ el Perú, eliminar la ‘suciedad’ de la corrupción”.
¡Honremos y respetemos nuestra Bandera Nacional!
(*) Escritor, sociólogo y analista político. Consultor Internacional en Derechos Humanos para VIACTEC.
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