En Perú “ganaron” aplicando la misma fórmula, pero no pudieron
Las elecciones en Venezuela han confirmado que la retorcida izquierda y su modelo comunista no pueden ganar sin hacer trampa.
El chavismo llegó al poder criticando a la clase política que gobernaba Venezuela y exacerbando perversamente las diferencias entre pobres y ricos, dividiendo a los venezolanos. Durante veinticinco años, “fingiendo democracia”, han “ganado” todos los procesos electorales y aún gobiernan.
Chávez y Maduro han destruido la economía de un país próspero y son los culpables de que millones de venezolanos migraran buscando un mejor futuro.
Nicolás Maduro, el corrupto dictador, busca desesperadamente mantenerse en el poder porque sabe que, por sus delitos y violaciones a los derechos humanos, le esperan muchos años de prisión. Para evitarlo, veta candidatos, persigue a sus adversarios, censura a la prensa, amenaza e insulta a quienes se atrevan a objetarlo. Ahora defiende cínicamente su “triunfo” en las recientes elecciones.
La oposición, con actas en las manos, demuestra que Edmundo González, su candidato, ha ganado y Maduro sólo podría haberlo logrado con un descarado fraude.
Lamentablemente, frente a la crisis en Venezuela, la postura ideologizada de la OEA ha sido vergonzosa al comprobarse, una vez más, que sólo defiende los intereses de los gobiernos de izquierda.
El Perú, a través del buen canciller Javier González-Olaechea, ha sido el primero en deplorar con firmeza este atropello a la democracia venezolana y criticar la indiferencia mostrada por Almagro y sus países “amigos” que con sus votos lo avalaron. Exige que este organismo internacional se pronuncie conminando a Maduro a que muestre transparencia en los resultados.
En Perú, el comunismo aplicando la misma fórmula, con la permisividad de los organismos electorales y la complicidad de oscuros personajes, allanaron el camino para que Pedro Castillo llegara al poder y nos pusiera al borde del abismo. Estuvimos cerca de vivir una situación similar a la de nuestros hermanos venezolanos.
A diferencia de lo que pasa ahora en Venezuela y, aun cuando a muchos peruanos les cuesta reconocerlo, debemos resaltar el rol que cumplieron el Congreso, nuestras Fuerzas Armadas y el Tribunal Constitucional, quienes reaccionaron rápidamente rechazando con firmeza el golpe de Pedro Castillo, oponiéndose al modelo dictatorial que pretendía imponernos.
También debemos destacar la actitud de muchos periodistas valientes que desde el primer día denunciaron los ilícitos de su gobierno, a diferencia de otros que callaron frente a la flagrante corrupción o justificaron interesadamente sus intenciones de modificar leyes que permitieran cambiar la Constitución vigente para perpetuarse en el poder.
Hasta ahora han fracasado los planes de la izquierda radical en Perú. Pero será importante que los países democráticos del mundo, a través de sus organismos internacionales, se pronuncien rechazando éste y otros fraudes de la izquierda inmadura en la región.
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