En Perú solo habrá matasanos

Recientemente, el Ministerio de Salud (Minsa) promulgó el Decreto Supremo N° 013-2024-SA, que eliminó el Examen Nacional de Medicina (ENAM) como requisito para ingresar al Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums). Esta decisión ha generado fuertes críticas contra el Minsa por parte del Colegio Médico del Perú (CMP) y la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (Aspefam), entidades que antes administraban la prueba.
Ahora, basta con una evaluación realizada por el Minsa y el promedio de la carrera universitaria para acceder a las plazas de Serums. Esto ha llevado a la Facultad de Medicina de la UNMSM a rechazar su participación en el proceso, argumentando que “no reúne los requisitos esenciales de calidad que una evaluación debe tener en resguardo de una adecuada atención de salud a la población”.
El principal argumento del Minsa para eliminar el ENAM se basa en razones económicas, señalando que la prueba generaba ingresos de 10 millones de soles anuales para Aspefam. Sin embargo, esta decisión ha generado preocupación, ya que el ENAM no solo evaluaba los conocimientos médicos de los egresados, sino que también garantizaba que estuvieran actualizados y listos para brindar una atención de calidad en el sector público. Vale recordar que solo los médicos que han pasado por el Serums pueden laborar en el Estado, y este programa es clave para asegurar un estándar mínimo de conocimientos y habilidades.
Eliminar esta prueba y reemplazarla por una evaluación controlada por una entidad política como el Minsa pone en duda la idoneidad de los futuros médicos que trabajarán en el sistema de salud pública, lo que podría comprometer gravemente la salud de los ciudadanos.
El problema, sin embargo, no se limita al sector salud. Esta medida se enmarca en un contexto más amplio de retrocesos en la calidad de las instituciones del Estado bajo la administración de Boluarte, en el contexto de la alianza tácita entre el Ejecutivo y el Legislativo, que ha dado lugar a decisiones que socavan los avances en la mejora de los servicios públicos y la participación democrática. Ejemplos de esto incluyen el nombramiento de profesores que no pasaron exámenes, la licencia permanente a universidades y la interrupción de la reforma electoral, que nunca llegó a aplicarse plenamente, a pesar de los años de consenso que implicó esa reforma política.
Además, estos retrocesos han afectado la imagen de Perú a nivel internacional. Incluso, se han dado circunstancias legislativas, como la ley que modifica la colaboración eficaz, que complican el ingreso del país a la OCDE, una organización que exige altos estándares de gobernabilidad y calidad institucional.
La eliminación del ENAM refleja cómo la actual configuración política está deteriorando los estándares en múltiples sectores, poniendo en riesgo no solo la salud pública, sino también el futuro democrático y económico del país.
Más allá de las justificaciones económicas o políticas que puedan haber motivado la decisión de eliminar el ENAM, el nuevo proceso de selección de médicos introduce riesgos significativos para la salud de los peruanos. Un mal diagnóstico o tratamiento podría tener consecuencias fatales, y la falta de una evaluación académica rigurosa genera incertidumbre sobre la capacidad real de los médicos que ingresarán al sistema de salud pública.
Este cambio no solo desprestigia la política, sino que también socava la legitimidad de las instituciones y del Estado de derecho, debilitando la democracia en Perú. De continuar por este rumbo, es probable que estos efectos negativos se reflejen en las próximas elecciones generales, formando parte del debate político y generando un escenario de total desconfianza en las instituciones, los gobernantes y la democracia. Esto es especialmente preocupante, considerando los bajos índices de respaldo a la democracia en el Perú.

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