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¡En sus marcas, listos, fuera!

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Fecha Publicación: 24/09/2025 - 21:30
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Con la inmensa ventaja que me otorga el no ser—ni poder ser, aunque quisiera—candidato a puesto alguno de elección popular en 2026, me propongo ahora comentar una vez a la semana, una serie de temas políticos y económicos que—salvo ligeras variaciones en cuanto a prioridad y relevancia—son presentados como “los problemas” del país cada vez que se inicia un nuevo ciclo electoral.
Digo “con la ventaja que me otorga el no ser candidato” porque—en efecto—en el 2026 no seré candidato a nada. Y no porque no haya querido serlo—hasta pretendí ser pre candidato a la presidencia de la República—sino porque diversas circunstancias—entre ellas, las ridículas y cada vez más restrictivas normas electorales—así lo han querido. Pero eso ya es agua debajo del puente.
Lo importante ahora es comenzar a desmenuzar los temas en debate, comenzando por la proliferación de candidatos a puestos de elección popular y la puesta en marcha de la “bicameralidad”, este último concepto ampliamente conocido en la teoría, pero desconocido en la práctica en Perulandia por todos los menores de 50 años.
Formalmente, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) espera que en abril del próximo año estén en juego un total de 208 cargos divididos entre 60 puestos de súper senadores, 130 ruidosos diputados y 15 representantes al inútil, pero costoso Parlamento Andino.
Menos formalmente—por cuanto acude a diversos supuestos de participación por parte de los partidos políticos a los distintos cargos en disputa—el JNE calcula que el número total de candidatos a las elecciones generales alcanzará los 10,257 en abril próximo.
En cuenta a las elecciones regionales y locales de octubre del 2026–cuando el electorado acuda a las urnas para elegir a 24 gobernadores regionales, cientos de alcaldes locales y miles de alcaldes distritales, cada cual con sus respectivos acompañantes de fórmula y/o cuerpos de regidores—el JNE no se ha atrevido aún a darnos una cifra totalizadora del número de candidatos.
Pero, un leve salto de imaginación y un conocimiento básico de aritmética nos permite estimar—alzando con firmeza el dedo índice, como cuando tratamos de adivinar en qué dirección sopla el viento—que dicho número bien podría llegar a alcanzar el millón si todos los partidos inscritos presentan candidatos a todos y cada uno de los puestos en disputa.
Y es que—aunque la mágica fórmula y el increíble calendario propuesto por el JNE para—en teoría—estimular las alianzas electorales y, por ende reducir el número total de posibles candidatos para los puestos en disputa hayan terminado en el más absoluto fracaso—lo cierto es que, para la inmensa mayoría de aficionados a la TINKA electoral y para los suscriptores de la tesis: “si Pedro Castillo pudo ganar, porque yo no”—la campaña electoral ya ha comenzado.
“En sus marcas, listos, !Fuera!

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