Energía, geopolítica e inteligencia artificial
La energía es un factor crucial en la carrera tecnológica, y tanto las energías renovables como la energía nuclear están desempeñando un papel clave en la estrategia de los países que buscan mantenerse a la vanguardia. En este contexto, el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) requiere enormes cantidades de energía para alimentar centros de datos y mantener la infraestructura tecnológica en funcionamiento.
Empresas tecnológicas líderes, como Amazon y Google, están recurriendo a nuevas formas de energía nuclear, como los reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), para impulsar sus centros de datos que alojan sus infraestructuras de IA. Este resurgimiento de la energía nuclear en sectores clave de la tecnología subraya la importancia que tiene para estas empresas garantizar una fuente de energía estable y abundante, a pesar de sus altos costos y de los riesgos que implica.
Por otro lado, las energías renovables, como la solar y la eólica, han visto un crecimiento impresionante en las últimas décadas, impulsadas principalmente por sus bajos costos y su capacidad de generar energía limpia. Sin embargo, enfrentan el desafío de su intermitencia: no siempre hay sol o viento. Aunque son más seguras y económicas a largo plazo, las energías renovables no aseguran un flujo constante de energía, lo que es esencial para el desarrollo de la IA y otras tecnologías avanzadas.
A pesar de los beneficios de la energía nuclear, hay países que no la consideran segura: Alemania decidió cerrar todas sus plantas nucleares en 2023, y España tiene planes similares para las próximas décadas.
En contraste, naciones como Estados Unidos, Japón, Francia, Rusia y China, entre otras, continúan apostando por la energía nuclear como una fuente clave para su infraestructura energética, confiando en que la tecnología más moderna y regulaciones más estrictas permitirán gestionar los riesgos de manera más efectiva. Vale mencionar que estos países también recurren a energías renovables para asegurar su estabilidad energética.
Este contraste entre quienes abandonan la energía nuclear y quienes siguen invirtiendo en ella plantea la cuestión de qué es más importante: asegurar un suministro constante y abundante de energía, o minimizar los riesgos y costos asociados a la energía nuclear en favor de fuentes renovables.
No obstante, las decisiones energéticas, además de estar influenciadas por cuestiones económicas y ambientales, también lo están por la geopolítica. La confrontación global que actualmente existe entre los países de la OTAN y el bloque de China, Rusia e Irán, aún enmarcada en conflictos focalizados como la guerra en Ucrania y la guerra de Israel contra el terrorismo financiado por Irán, plantea un escenario en el que aprovechar las potencialidades energéticas se convierte en una necesidad urgente, pues quien esté a la vanguardia de la tecnología mantendrá ventajas estratégicas, tanto económicas como militares, frente a sus adversarios.
La competencia global por la hegemonía tecnológica y la expansión de la IA están moldeando el futuro de la tecnología y, en este contexto, la combinación de fuentes de energía —incluyendo la nuclear y las renovables— parece ser la principal estrategia de los países y las empresas tecnológicas para asegurar su posicionamiento y ponerse a la cabeza del mundo.
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