¡Entiendan su rol, señores parlamentarios!

Se supone que los congresistas de la oposición son conscientes de la responsabilidad que recae sobre sus espaldas. No se trata de jugar a la casita ya instalados en alguna curul o sentados en una comisión legislativa. Los parlamentarios están allí porque se presentaron como candidatos para que el pueblo elija a los que considerase mejores, sin que aquello fuese necesariamente así. Porque amigo lector, por lo general el país vota errado. El hecho que postulasen, señores congresistas, significa que estaban decididos a dar lo mejor de ustedes por el bien de su patria. Incluso con más razón en la alarmante circunstancia actual. Coyuntura que, cuando ustedes fueron electos en la primera vuelta, les hizo notar que su obligación primordial sería contrarrestar aquella bomba de neutrones que carga un poder Ejecutivo sin otro diploma que la temeridad, el fanatismo, la intolerancia; triunfador de una elección amañada que le dio el poder a una nomenklatura comunista, afín al terrorismo más salvaje, y partidaria del socialismo sudaca que arrancó con Castro, siguió Chávez y ahora impulsa el Foro de Sao Paulo.
Hace un lustro el Perú está al garete, perdido entre la bruma de la corrupción, el lobby, y la vendetta de los rojos contra el Apra y Fuerza Popular, condenadas a desaparecer por derrotar a sendero y el mrta. En cinco años hemos tenido cuatro presidentes; hubo un golpe de Estado que santificó un partidarizado TC; los fiscales Vela/Pérez han fracasado jugando para la corrupción, tanto que en un quinquenio no tenemos un solo reo porque no existe acusación fiscal; finalmente, la pandemia fue desatendida por los miserables Vizcarra/Sagasti, buscando exacerbarle el ánimo al pueblo hasta llevarlo al paroxismo de hacerle votar por el comunismo.
Y como cereza sobre la crema, ahora nos gobierna un sombrero luminoso rodeado de marxistas impresentables, que alegan ser ministros, congresistas y altos funcionarios. Gente que carga acusaciones, cuando no condenas, por apología al terrorismo; estafa al Estado; corrupción, violación, etc. Sujetos incapaces que apenas saben contar hasta uno, sentados en lujosos despachos que ocupan por cuenta suya, amable lector. Personas neófitas en gestionar la Economía, Educación, Salud, Seguridad Ciudadana. etc. ¡Por lo cual el perjudicado resulta siendo Juan Pueblo! Y tamaña catástrofe ocurre tras la muerte por COVID de 200,000 peruanos desatendidos por la Sanidad Pública, cortesía de, repetimos, Sagasti y Vizcarra; cuando en noventa días el Dólar ha saltado de S/ 3.50 a S/ 4.15; el pan ha triplicado su precio; la escasez en los mercados hace recordar a los años ochenta, etc. Además, avanzamos hacia una tercera ola COVID con apenas 18% de la población vacunada; sin pruebas moleculares; sin sistema de control epidemiológico; sin suficientes camas UCI; sin abastecimiento fijo de vacunas; con plantas de oxigenación donadas por privados; y con anarquistas, como Castillo y sus talibanes, neófitos en gobernar y especialistas en demoler.
La patria les reclama, señores parlamentarios. ¡Ustedes son los únicos que pueden impedir que colapse la nación! El régimen Castillo sólo concentra sus viles esfuerzos en incrustarnos el comunismo y destruir la democracia.

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