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Entramos a un caos constitucional

Fecha Publicación: 30/12/2019 - 21:50
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Esto no es gracioso. Haber empeñado al Perú en unas elecciones sui géneris para un Congreso de dieciocho meses, no solo rompe los textos e historia de nuestros parlamentos, sino que resultan los cimientos de una próxima anarquía. Esta comisión es fétida porque se deben al autoritarismo de un Presidente al margen de la Ley. ¿Por qué? Muy claro: por haber disuelto el Parlamento contra la Constitución y la ley y convocar elecciones para un pseudo Congreso. Lo normal en el Perú son cinco años. Transcribo el articulo 134 de nuestra Constitución para que se aprecie como no se ha perfeccionado la tiránica medida de disolución.

ARTÍCULO 134°.- El Presidente de la República está facultado para disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros. El decreto de disolución contiene la convocatoria a elecciones para un nuevo Congreso. Dichas elecciones se realizan dentro de los cuatro meses de la fecha de disolución, sin que pueda alterarse el sistema electoral preexistente. No puede disolverse el Congreso en el último año de su mandato. Disuelto el Congreso, se mantiene en funciones la Comisión Permanente, la cual no puede ser disuelta. No hay otras formas de revocatoria del mandato parlamentario. Bajo estado de sitio, el Congreso no puede ser disuelto.

Y así nos hallamos con que vociferantes parlamentaristas se han dejado despojar de sus investiduras y aceptado la prohibición de acceso al local parlamentario; cualquier cachaco podría darles un empujón, pero como son unas señoritas han dejado hacer. No hay virilidad. No hay liderato cívico. Lo que debieron hacer los despojados es no permitir el acceso de la policía. No. Todos corrieron hablando a media voz. El único que se resistió con entereza y hombría fue Carlos Tubino, el más viejo de todos. De los otros no se supo más. Algunos sórdidamente aspiran a esta reelección fantoche y farsante. El pueblo debería conocer sus nombres para lapidarlos en el futuro, por cobardes. Cuando el año 1933 se produjo un hecho análogo por la nefasta dictadura del cerdo Sánchez Cerro, hubo resistencia y presos.

Lo digo yo que he recibido varios mandatos; he sido dos veces concejal; diputado (donde introduje a dos instituciones burladas hoy: el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo); senador dos veces y congresista; desgraciadamente son sólo papeles mojados en tinta. No se necesita ser mago ni prestidigitador para prever que ese parlamento será la cloaca de Vizcarra.