Entre el ego y el corazón
¿Sabemos que hay personas que son racionales y otras, en las cuales me incluyo, que somos sensoriales y vivimos a través de lo que sentimos desde el corazón? Desde esta perspectiva, en los momentos de percibir la vida y tomar decisiones muchas veces nos basamos en la pujanza de nuestro orgullo y decidimos desde nuestro ego. Déjame explicarte lo que es.
El ego, son aspectos de uno no trabajados basados en acciones desde el control, manipulación, dominio de la verdad, otro aspecto de creerse superior a los demás y por ello justifica algunas acciones o el orgullo desmedido y desde ahí no dejarse ver tal cual somos. El regirse desde los sentimientos y el corazón, se basa en ser honestos y valientes para mostrarnos auténticos en la vida y tomar las decisiones desde los valores y los sentimientos.
En los momentos de crisis, ya sea personales o con una relación sentimental, nos encontramos en este caso invadidos por emociones que nos conectan con nuestro ego la mayoría de la veces y defendemos nuestra posición de tener la razón, saliendo de nuestro balance emocional y desconexión de nuestros reales sentimientos.
Estas líneas son para llegar a ti, si estás en un momento donde necesitas tomar decisiones, deja un espacio para conectarte contigo mismo, para sentirte, para conocerte, para poder ser constructivo y veraz, de acuerdo a lo que fluye desde tus mejores sentimientos. ¿Cómo saber cuándo algo está motivado por el ego o el corazón?
¿Cómo saber, por ejemplo, si al querer estar con alguien estamos siguiendo a nuestro corazón o a nuestro ego? La mejor forma es estar en profundo silencio interior. Allí se puede escuchar la voz del corazón y se acalla la voz del ego. Al ego le importa el futuro. Necesita saber cómo serán las cosas. Tiene miedo. Quiere evitar el dolor. Necesita asegurarse de que podrá controlar las cosas.
Al corazón sólo le importa el presente. No necesita saber nada sobre el futuro, pues no tiene miedo a perder algo. Sabe que no puede perder nada, pues lo tiene todo dentro de sí. Está completo.
El ego busca siempre qué puede obtener, cómo puede usar a la situación o a las personas para completarse y mejorarse a sí mismo, pues siempre siente que le falta algo. El corazón sólo busca dar. Dar es su dicha y su gozo. No necesita nada, pues ya está completo dentro de sí.
Por tanto, el ego exige. Y cuando no recibe, se resiente, se siente traicionado por la vida y por los demás. El corazón, en cambio, nunca exige nada, pues no necesita nada.
El ego interpreta el presente con base en el pasado. Eso es lo que conoce: su historia. El corazón mira al presente directamente y le permite ser.
El amor del ego y la paz del ego es condicional: sólo están presentes si se cumplen ciertas condiciones, si la vida es de cierta manera, si los demás se comportan de cierta manera. El amor y la paz del corazón son incondicionales, eternas: emanan de Él, por tanto, no hay ningún suceso que pueda afectarlas. Él es la fuente de la plenitud y la dicha y la paz. Esa es su naturaleza.
¡Espero que a través de esta lectura pueda animarte a tener otra perspectiva de las circunstancias de sufrimiento y/o ansiedad, en la vida cotidiana, ten en cuenta que hay una ventana para descubrirte y abrazar nuevas oportunidades desde la práctica de hoy!
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