Entre la escuela y la universidad, la libertad
Conforme se avecina el término del año escolar 2023, miles de jóvenes se encuentran en el delicado proceso de elegir una profesión y dónde estudiarla. Mientras que, en simultáneo, las universidades utilizan con lucidez los medios de comunicación disponibles para colocarse justo en el preciso momento en el que el joven piensa en un centro de estudios.
Meditándolo bien, después de la graduación escolar no aparece una nueva vida. Para el egresado, es su misma historia la que continúa quizá de otro modo, con otras exigencias y responsabilidades. En la escuela, los jóvenes gozan del apoyo y cercanía del grupo de amigos; en materia de ideas, en lo central coinciden e incluso las emociones vibran y se despiertan ante casi los mismos estímulos. Por lo general, la mano del docente está tendida para animar y ayudar integralmente al estudiante que la solicite. Además, los jóvenes disponen de espacios para desplegar sus iniciativas en favor de sus pares y del respeto de alumnos. La rebeldía con relación a la aplicación de alguna norma es previsible y, hasta cierto punto comprensible, como tiene que serlo la dinámica de la corrección ante una inconducta. En suma, durante su etapa escolar, un joven aprende no solamente materias de ciencias y de letras, también con la palabra y con el ejemplo se les forma para que configuren sólidos criterios rectores, adquieran virtudes, respeten a los demás y alimenten su espíritu de servicio
Con todo este patrimonio a cuestas, un egresado inicia una gran etapa caracterizada por la elección entre tres tipos de libertad que ejercitará. El primer gran reto que se le propone es que los principios y valores recibidos en casa y en el colegio comparecen ante su conciencia y aquel debe tomar posición, ratificarlos o no. Sin embargo, esta vez, no es menor el matiz, lo tiene que hacer sin el concurso de sus amigos, de sus compañeros y de los profesores de su colegio.
Libertad para abstenerse: dedicarse solo a lo propio y personal; comprometerse solo con aquello que complace y es útil. En buena cuenta, se suscribe la frase que los buenos no hagan nada. La abstención conduce al victimismo y a renunciar a ser autores de la propia historia.
Libertad para la alternancia: que no es otra cosa que acomodarse a lo que otros digan; es el pragmático que baila al son de la música que escucha, y gusta de los colores que al otro le agradan: no se tiene opinión ni gustos propios. Adecuar el comportamiento y las maneras a la presencia de una autoridad para quedar bien o conseguir algo.
Libertad para la adhesión. Valorar lo recibido, luego de una prudente reflexión. Actuar por convicción sin respetos humanos. Ir por delante cuando se trata de poner el hombro, de sacar adelante un proyecto y de mantener la palabra empeñada. Apoyar al colega aun a costa de renunciar a caprichos y beneficios ante la jefatura. En este sentido, no usar a los demás como peldaños, más bien, comunicar mis talentos para servir a mi patria.
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