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Equilibrio estratégico

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Fecha Publicación: 15/09/2022 - 21:35
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José Williams fue elegido presidente del Congreso. Cierto sector de la derecha más recalcitrante se había puesto histérica cuando cayó Lady Camones, pues temían que la presidencia de la Mesa Directiva cayera en manos de los comunistas. Esto nunca iba a pasar pues no existían los votos. Pero cuando ganó Williams ese mismo sector estuvo exultante. Este cree que el comando Chavín de Huántar pondrá en su sitio a Pedro Castillo, esto es, fuera de Palacio. Pero esto no es más que una ilusión, tanto como como aquella en la que se creía que la derecha iba a perder la presidencia del Congreso. Lo cierto, lo concreto y lo real es que el Congreso hoy no tiene legitimidad alguna para deshacerse de Castillo y sus secuaces. No sólo no hay los votos para ello, sino que, lo más importante, no hay ninguna legitimidad puesto que el Congreso apenas tiene 8% de aprobación, un tercio del que la que ostenta el propio Castillo. Mientras, la población ya se cansó de los dimes y diretes entre el Gobierno y el Congreso. Castillo ha sido políticamente más hábil que este último, pues se ha dado la maña para tender la mano mientras que el Congreso insiste en rechazarla. Cierto que esta actitud del Gobierno es hipócrita, pero lo que cuenta es el gesto. Castillo ha felicitado a Williams por su triunfo invitándolo a dialogar para una agenda país y Williams no ha tenido mejor idea que devolverle la invitación para que el presidente de la República vaya en su búsqueda al Palacio Legislativo. ¿Quién pierde? Williams, por supuesto. El vulgo lo percibirá como problemático y quisquilloso para colaborar cuando el país ya asumió que Castillo, con todos sus defectos y delitos, seguirá en el gobierno hasta el final de su mandato. Hay que tener siempre en cuenta que una cosa es el aplauso de esa derecha histérica y otra muy distinta cómo percibe la gente común la labor del Congreso y la oposición. Eso es lo que parecen no entender ciertos congresistas, políticos y periodistas que, tenaces, empujan inútilmente el carro de Castillo al precipicio sin ninguna fuerza ni posibilidad de estrellarlo. Es conmovedor cómo se inventan héroes al gusto según las circunstancias. Hoy es Williams el que hará caer a Castillo. Antes fueron Harvey Colchado, la fiscal de la Nación y hasta los delincuentes Zamir Villaverde, Karelim López y Bruno Pacheco. Pero lo cierto es que Castillo sigue incólume y así seguirá. Hay algo que no debe pasar desapercibido en el análisis político: Castillo supo deshacerse de Vladimir Cerrón para rodearse de cacos y paisanos. La oposición no ha logrado deshacerse de ese sector histérico de la derecha que ya cansó hace rato con sus soluciones extremas y altisonantes (que sólo buscan votos de un sector para la próxima elección). Se trabaja con lo que se tiene y no con ilusiones. Y lo que se tiene es un equilibrio de fuerzas entre gobierno y oposición (en la que el Congreso, con esa desaprobación, está a punto de perderlo). Es en ese marco en el que se debe operar. El resto es puro cuento.