Error de red
Hace un tiempo y bajo el título de Casado con un holograma, escribí un epígrafe sobre Akihiko Kondo, un solitario japonés de 35 años, que se casó después de un largo e intenso romance, con Hatsune Miku, un holograma. Pues bien, ahora tengo que informar que Akihiko no puede hablar con su esposa por fallas de software y, por lo tanto, el divorcio es casi un hecho..
Akihiko Kondo se enamoró de Miku en 2008, pero recién en el 2017 logró comunicarse con su pareja virtual gracias a Gatebox, la máquina que les permite a los humanos interactuar con personajes ficticios a través de hologramas. Al año siguiente se casó.
Como en tantos divorcios, la pandemia tuvo mucho que ver. Al suspenderse el servicio virtual, en lugar de las buenas noches al llegar a casa, Akihiko fue recibido con una seca expresión: “error de red” según informa el New York Times. Aunque el amor de Kondo no ha cambiado, la realidad sí y Hatsune ya no está más. Se fue y lo dejó con el corazón roto.
En la pasada ocasión escribí y lo repito ahora: A Akihiko no le importó que Hatsune no fuera real. ¿Por qué habría de importarle, después de todo? ¿No dicen que la realidad supera siempre a la fantasía? En este caso que sucedió al revés, como es lo lógico, ¿qué hay de extraño y maravilloso?
Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Solo a través del amor y la amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos, escribió Orson Wells. Akihiko no está loco, está solo, que es muy diferente. Somos juguetes del tiempo y de sus accidentes: la enfermedad y la vejez, que desfiguran el cuerpo y extravían el alma.
Pero el amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de frente a la muerte, afirma Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad. El amor: esa vieja quimera que se persigue desde el nacimiento y aún antes y cuya búsqueda signa de una manera indeleble nuestra existencia.
Akihiko Kondo está triste. Tal vez se resigne a estar sin Hatsune o busque un maniquí y le ponga un sistema inteligente de vocalización. Tal vez alguna japonesa de carne y hueso se compadezca de tanto amor y lo reciba con los brazos abiertos. Lo cierto es que este mundo es tan raro que hasta amores como del de Akihiko son aún posibles, como la poesía. Por otro lado, hay demasiados matrimonios de solitarios que no se desean ni siquiera las buenas noches, como para que nos llame la atención que a alguien locamente enamorado le respondan error de red.
jorge.alania@gmail.com
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.