Es hora de las decisiones coherentes…
La caída de popularidad y credibilidad del gobierno de la señora Boluarte es tan estrepitosa que casi está tocando el suelo al igual que la del Congreso, lo que nos lleva a todos los peruanos a exigir un mínimo de coherencia en la acción política para salvar nuestra institucionalidad y poner las bases para reconstruir nuestra gobernabilidad y gobernanza.
Ya resulta redundante hablar del desastre llamado Pedro Castillo y sus antecesores involucrados en sendos procesos penales por corrupción quienes han demolido la institucionalidad democrática en el país, lo que nos obliga ya a exigir al sistema de justicia acciones claras y eficaces en el tiempo porque la impunidad surge cuando los fiscales y jueces no hacen bien su trabajo y dejan que el tiempo vaya matando responsabilidades.
Sin embargo, todo lo relacionado con la inseguridad ciudadana y el control político del ministerio del Interior tan divorciado de fiscales y jueces que liberan alegremente a sicarios, asaltantes y sujetos probadamente incursos en actos delictivos solo porque no existe una coordinación armónica y funcionalmente visible entre la policía, la fiscalía y los jueces, constituye ya un factor de alarma extrema cuando, luego de la censura del anterior ministro del Interior, tuvimos una semana en blanco con un ministerio de tamaña importancia en una situación de acefalía, cuya incertidumbre ha terminado con la designación como ministro de un oficial en situación de retiro, totalmente anodino que hasta la fecha no comunica nada.
No olvidemos que la señora Boluarte no ha desactivado esa bomba política instalada en el ministerio del Interior por Castillo al tomar el control del área de inteligencia y debilitar la estructura jerárquica policial con ascensos altamente cuestionados, pero, desde el cual surgieron prefectos y subprefectos cuya función principal, a tenor de todas las noticias en los medios de comunicación social, es la manipular la base de la población para favorecer candidaturas que representan al gobierno que les confirió esas designaciones.
El hermano de la señora Boluarte de nombre Nicanor, está trabajando en la construcción de un partido político propio, los prefectos y subprefectos puestos por Castillo siguen, en su gran mayoría, en funciones. Don Nicanor se reúne con funcionarios públicos, congresistas y altos dirigentes de gobiernos locales y regionales y, por extraña coincidencia, quien se reúne con él obtiene con facilidad recursos presupuestarios caídos del cielo.
La señora Boluarte sostiene que su hermano no es funcionario público y, por ende, puede reunirse con quien él quiera. Aparentemente sí, pero si el hermano actúa demostrando un gran poder político con influencia innegable en el accionar del Poder Ejecutivo para obtener favores para sus amigos, ya esa libertad resulta viciada.
Ojalá que el hermanísimo no haya tenido influencia alguna en la designación del nuevo ministro del Interior y es hora que se produzca un recambio de Gabinete si es que este gobierno quiere llegar al final de su mandato.
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