¿Es más efectivo que el psicoanálisis?
Por Francisco Calisto Giampietri
¿Tenemos claro lo que está sucediendo en el país?, ¿qué nos estamos jugando?, ¿son coincidencias los constantes desaciertos del régimen de turno?, y si seguimos podríamos generar muchas, muchísimas preguntas más. Detrás de todas estas preguntas se tiende una tramoya que podría competir con las elaboradas en las tablas del más renombrado teatro a nivel mundial, mientras que nos perdemos entre plagios de tesis y de proyectos de ley que como máximo galardón exhiben el pedido de una Asamblea Constituyente, que quienes la propalan garantizan que cambiará de un plumazo los destinos de los más pobres del Perú, anulando la Constitución vigente.
Mientras esto sucede, los tramoyeros se apuran en querer ocultar con un velo negro lo que para algunos está visto y otros se niegan a ver venir. ¿Es qué tendremos que apelar a la espada del augurio para ver más allá de lo evidente y poder otear lo que se aproxima a pasos agigantados? o ¿seguiremos practicando la política del avestruz, mientras la debacle nos atropella solo porque no la queremos ver?
Es inocultable la inmensa e ilegal campaña pro Asamblea Constituyente llevada a cabo por los más altos representantes del poder ejecutivo, jefaturado por quien debería ser el presidente de todos los peruanos y que continúa incentivando la división del pueblo al que tanto apela con su discurso confrontacional. ¿No es que debería estar haciendo exactamente lo contrario? Y este descomunal esfuerzo de marketeo político antisistema se hace con el presupuesto del Estado, gastando millones de soles moviendo aviones, helicópteros, vehículos y gran cantidad de efectivos de seguridad, para encerrar a los ministros en locales a los cuales solo ingresan los afortunados representantes del pueblo, claro escogidos por el régimen el que jamás ha logrado llenar ni la cuarta parte de algún local de reunión, los que tienen presente la consigna de aplaudir como focas amaestradas al compás del senil PCM, esto por supuesto embelesa a los representantes del régimen de turno y que más allá de alimentar su alicaído ego, propalan con impoluto desparpajo y como verdad absoluta, la mentira de que el pueblo pide la Asamblea Constituyente, sí, ese pueblo que ellos eligieron para que los acompañe en sus consejos descentralizados.
Han tomado pues esta ilegal práctica como uso común en el devenir de su gestión, con tal nivel de obsesión, que hasta se lo han creído y pretenden que el resto de peruanos nos creamos también semejante despropósito, siguiendo la máxima “miente, miente, que algo queda”, esto me trae a colación la frase que mi abuela solía decir: “Ten cuidado, que el autocojudeo es más efectivo que el psicoanálisis”...y más barato, complementaba yo.
¿Es que estamos entrando en una vorágine que generará que la frase de la abuela haga que caigamos en la inacción o, peor aún, en una displicencia que a lo único que nos llevará es al retroceso y el descalabro?, tirando por la borda una Constitución que, probado está, nos ha llevado a tener el mayor periodo de continuidad democrática, crecimiento y aumento de capacidad adquisitiva de la historia de nuestro país, todo esto solo por el hecho de que fuera promulgada por un presidente que aborrecen intestinamente. Bueno y ahora, ¿les picará el ojo o les dolerá el hígado a los capitaneados por el ex usuario del sombrero al haberse ha enviado al archivo su plagiado y trasnochado proyecto de Cerroconstitución?
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