¿Es necesario un nuevo pacto político?
Un régimen político está compuesto por una ideología que le da sustancia, por instituciones que pretenden realizar esa ideología, y la peculiar forma en que se concreta, atendiendo a la realidad política de cada sociedad. En 1919 muchos promovían la ideología democrática, aquella que postula desconfiar de cualquier líder providencial y distribuir el poder entre distintos órganos constitucionales para limitar su acción; se ponía fin a la República Aristocrática y se soñaba con un régimen “a la norteamericana” que modernizara el país y lo acercara al desarrollo, pero tuvimos una “democracia dirigida” o autoritarismo “impulsor” con Leguía, por lo que el texto de la Constitución de 1920, y su desnaturalización vía referéndum, no representó un verdadero régimen consensuado entre las principales fuerzas políticas, no se logró limitar al líder de la Patria Nueva, que solo sucumbió por el Crack de 1929.
¿Acaso la Constitución de 1933 fue obra del consenso político? Haya de la Torre había obtenido en 1931 casi el 40% de los votos, pero sus parlamentarios, y los del Partido Socialista, fueron violentamente expulsados del Congreso Constituyente, por lo que no participaron del debate ni aprobación de su texto. La larga noche autoritaria duró varias décadas, recuperándose la democracia incipiente en el transcurso del segundo gobierno de Prado. La Constitución de 1979 fue un buen intento de instaurar un régimen de verdadero consenso, aunque no firmara el texto ninguno de los partidos de izquierda marxista; pero la caída del comunismo real y el triunfo de los principios esenciales del liberalismo económico condenaron a ese régimen a una imprescindible adecuación.
Tampoco la Constitución de 1993 podría considerarse fruto de un amplio consenso político. Con solo 11 representantes de izquierda y una impresionante minoría de 44 parlamentarios fujimoristas, los 8 congresistas del PPC fueron decisivos para rescatar lo mejor de la Carta de 1979, actualizándola con una moderna interpretación de la economía social de mercado. ¿Realmente, es necesario un nuevo pacto, un nuevo consenso? Los fundamentos económicos no han variado, por el contrario, ha quedado demostrada la importancia de un manejo serio y responsable de la economía, ya nadie niega que la iniciativa de los particulares sea el motor de las economías nacionales; por otro lado, la democracia liberal y el Estado de Derecho han demostrado su utilidad, limitando al poder y protegiendo al ciudadano, por lo que constituyen el marco esencial de convivencia. Si las modificaciones al texto solo deben ser cosméticas y aún no existen verdaderos partidos permanentes y programáticos que influyan con la potencia de su pensamiento, no estamos ante la necesidad de instaurar un nuevo régimen o pacto político fundacional.
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