España aparta de mí este cáliz
Genial poema de César Vallejo al final de la Guerra Civil que aún resume la suerte de España cerca de un siglo después de haberlo escrito. ¿Por qué? Un país que en los últimos 100 años pasó de la miseria a convertirse en una de las grandes potencias económicas del planeta, se debate en la más absurda de las crisis, soslayada por sus principales medios, pero sentida por todos los españoles al preguntarse qué pasó con la reina Letizia cuando ignoró la regla clásica que la mujer del César no solo debe ser honesta sino parecerlo.
Las feministas dirán que Letizia tiene el derecho de hacer consigo misma lo que le venga en gana, si eso fue antes de casarse es historia antigua que a poca gente interesa. Y si ocurrió cuando ya era reina, que su marido ponga la casa en orden, para seguir siendo rey. Sin embargo, la cosa no es tan simple. La monarquía como cualquier institución de gobierno necesita respetabilidad comenzando por la familia real. La reina Letizia como esposa de Felipe VI le debe fidelidad, que por cierto debe ser correspondida. En ese aspecto no hay ninguna duda. Pero las noticias de ida y vuelta sobre hechos ocurridos hacen más de diez años de un supuesto amorío entre ella y su amigo Jaime del Burgo antes y después de casarse, corroen las bases de la institución monárquica.
¿Qué debe hacer Felipe VI en estas circunstancias, pedir consejo a sus padres? Pienso que el Rey Emérito Juan Carlos no es la persona más indicada precisamente por sus propios antecedentes de infidelidad conyugal. Pero la Reina Emérita doña Sofía, definitivamente si reúne las condiciones morales para aconsejar a su hijo con el objeto de tomar la decisión que más convenga a la monarquía y al futuro de España como Nación y Estado. No es un tema de ser partidario u opositor de la monarquía. El desafío radica en que España sea leal a sus raíces históricas y continúe el camino que en el pasado la hizo grande y que ahora debe fortalecerla para afirmar su destino.
Basta observar un mapa europeo de la península ibérica para darse cuenta que constituye una unidad geográfica con la excepción de Portugal que siguió su propio derrotero por consideraciones distintas. España está separada de Francia por los Pirineos y su territorio constituye una inseparable unidad. Cataluña y el País Vasco son la expresión centrífuga de esa unidad encerrada dentro de sus fronteras, el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. Son comunidades autónomas, pero jamás fueron países independientes al margen de sus particularidades lingüísticas y culturales. Tampoco pueden pertenecer a la Unión Europea y sin el mercado español su economía se desploma. El deber supremo de Felipe VI, coincidente con su honor como monarca, más allá de la felicidad a la que tiene derecho al igual que cualquier persona, es preservar la integridad de España, en la que nació como heredero para continuar como Rey de todos sus compatriotas de conformidad a la Constitución Española.
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