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España siete años después

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Fecha Publicación: 30/09/2025 - 21:40
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No volvíamos a la Madre Patria desde que una sorpresiva censura parlamentaria sacó del gobierno a Mariano Rajoy y al Partido Popular (PP) de centroderecha y colocó a Pedro Sánchez del PSOE socialista al frente del Ejecutivo. Con las obvias diferencias entre una monarquía constitucional como la española y la república del Perú, ambas atraviesan una grave crisis política y un profundo rechazo ciudadano. Estos renglones, por esta vez, se refieren a la querida España.
En las conversaciones –y no pocas discusiones– que tuvimos, quedó claro no solo la quiebra irreversible del tradicional traspaso bipartidista del poder entre el PP y el PSOE, ejercido apenas unos años después de iniciada la Transición en 1978, sino la cada vez mayor pérdida de la legitimidad e institucionalidad democrática a costa de un régimen autoritario y personalista encarnado por Sánchez y apoyado por una variopinta unión de socios minoritarios que cohabitan en el Congreso de los Diputados. No es novedad que el PSOE y el PP, durante sus períodos gubernativos, tuvieron gestiones de cal y arena, pero la unidad de España, el interés general y la estabilidad constitucional fueron valores fundamentales por encima de todo. Hoy ello está en creciente riesgo, al igual que la propia figura del Rey en la función de arbitrar y mediar en pro de la mejor marcha estatal de España.
No ocultamos nuestra simpatía de antaño por el PP, más ahora su papel en la oposición deja mucho que desear, tanto que el desencanto popular fortalece diariamente las filas partidarias del derechista VOX de cara a las elecciones de 2027, en las que, sin duda y guste o no, será el fiel de la balanza o algo más.
España –como el Perú– se encuentra muy polarizada y crispada y, lo que es peor, si aquí mal que bien no quedaría otro remedio que aguantar lo que tenemos hasta las elecciones generales del próximo año, allá Sánchez, quien se ha apoderado del PSOE y aislado a sus líderes históricos, hará lo que fuere para sostenerse en el poder sin importarle los medios y las consecuencias. A la fecha, y aliado a lo más impresentable del separatismo catalán y vasco y del micro lumpen izquierdista (ergo, Podemos, Sumar y demás enanos), controla institucionalmente todo con excepción del Poder Judicial, que se le ha parado firme frente a sus corruptas tropelías (léase: enchufismo, nepotismo, coimas, amnistías arbitrarias, etc.).
Como la esperanza es lo último que se pierde gracias a Pandora, queda confiar en que jueces valientes y honestos sigan persiguiendo y sancionando la pestilente corrupción pública, o que alguno de los coligados de Sánchez, harto de no conseguir el botín ofrecido, lo abandone y el Congreso de los Diputados pueda censurarlo y mandarlo donde se merece. De no ser así, queda también el camino de que PP y VOX se entiendan por España en un plan mínimo y lo defenestren de La Moncloa en los comicios de 2027. Dios lo oiga. ¡Amén!

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