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Esta Comisión No me Representa

Fecha Publicación: 17/01/2024 - 21:50
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Aunque oficialmente el Congreso de la República está en receso, estos días sesiona muy oronda la Comisión Permanente del Congreso. Y lo hace con total legitimidad, tal y como lo dispone el actual Reglamento, discutiendo y aprobando proyectos de ley que no requieran mayorías calificadas, como son, por ejemplo, aquellas que alteran preceptos constitucionales.

Leyes ordinarias que una vez aprobadas no puedo ni desconocer ni avalar. Tal vez el mejor ejemplo sea el proyecto de ley que pretende “extender” el plazo para la formalización de la pequeña minería y de la minería artesanal que en la práctica constituye un impulso más a la perpetuación de la minería informal o ilegal, con todo el daño que le hace al país.

Y es que esta Comisión Permanente –integrada por un total de 30 miembros de las actuales bancadas– no me representa, como tampoco representa a los otros 16 congresistas que actualmente formamos parte de “los no agrupados”.

Ciertamente, esta carencia de “debida representatividad” constituye una situación a todas luces anómala, no prevista en el Reglamento del Congreso. En sentido estricto, la Comisión Permanente representa tan solo al 87% del total de congresistas, es decir a aquellos que tienen bancada. Aún así, la Comisión Permanente actúa, decide y legisla como si se tratara del pleno del Congreso.

Esta anomalía le resta representatividad, majestad y legitimidad a la función legislativa del Congreso. Debe, por lo tanto, ser materia de reflexión, debate y solución en el marco de una reforma profunda del Reglamento del Congreso que reconozca la existencia de congresistas independientes, y el fraude que significa que los partidos puedan postular personas no afiliadas a sus organizaciones partidarias, pero a las que una vez electas se les exige se comporten y voten de manera colectiva como si hubieran sido siempre miembros de dichos partidos.

Toda una contradicción justificada con el sambenito del “transfugismo”, como si en el Perú existieran realmente partidos debidamente organizados, modernos, con idearios claros y liderazgos competitivos en lugar de lo que tenemos hoy representado mayoritariamente en el Congreso de la República: partidos con dueños o de patrimonio y herencia familiar.

El reglamento del Congreso –que tiene fuerza de ley– ha dado más que suficientes muestras de agotamiento. Sus vacíos en cuanto a las licencias de los congresistas es un tema que en su momento capturó la atención pública, para luego pasar al olvido. Lo mismo con el escándalo que significa, por ejemplo, sesiones del pleno donde la presencia “virtual” es la regla y no la excepción a la misma. Son temas importantes pero que palidecen en comparación a tener una Comisión Permanente que no represente a cabalidad la voluntad del pleno del Congreso. Abro aquí el debate.

Congresista de la República

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