Estabilidad política, eje fundamental del crecimiento del país
Las crisis parecen ser un mal endémico en el Perú. Sin retroceder tanto en el tiempo podemos recordar que luego de la era Fujimori, se inició un período de transición democrática con Valentín Paniagua, asumiendo luego la máxima investidura del país Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra.
Me detengo aquí porque entre estos dos últimos presidentes se produce la ruptura-sucesión de lo que debió haber sido un gobierno exitoso, pero, contrariamente, llegamos a un punto en el que tuvimos hasta tres presidentes en el lapso de un año, algo terrible para los ciudadanos y sus justas expectativas de desarrollo.
Casi todos los jefes de Estado atravesaron momentos difíciles no solo por el complicado contexto interno y externo, sino porque fueron víctimas de sus propias decisiones y acciones. En junio del 2002 el gobierno de Toledo enfrentó el ‘arequipazo’, una serie de actos violentos en contra de algunos procesos de privatización al que le siguieron huelgas de los estibadores portuarios, Sutep y CGTP.
También se destapó el caso Odebrecht y se sumaron otros de índole personal que trajeron como consecuencia el deterioro de su imagen y rechazo de una gran parte de la población.
En la segunda gestión de Alan García se desataron escándalos como el de los ‘Petroaudios’, que evidenciaron irregularidades en el proceso de selección para asignar los lotes de exploración y explotación de hidrocarburos, asimismo, el ‘Baguazo’ en Amazonas, que trajo consigo el bloqueo de carreteras, toques de queda y un saldo de 33 fallecidos.
El periodo de Ollanta Humala no empezó muy bien, pero luego las cosas se fueron dando y parecían que surgían nuevos vientos a favor del país, hasta que se destaparon denuncias de corrupción ligadas a la constructora brasileña Odebretch (caso Lava Jato).Por
su parte, Pedro Pablo Kuczynski fue acusado por lavado de activos y Martín Vizcarra de recibir sobornos. Si recordara más detalles de estos casos la columna no alcanzaría, pero queda claro que a lo largo de los años han sido los propios mandatarios quienes contribuyeron al ambiente de polarización que se vive hasta ahora, sumándose también las pugnas en el congreso y entre las fuerzas políticas opositoras.
Es momento que todo esto termine, Perú necesita políticos con una mayor madurez, que respondan pronta y eficazmente a las necesidades de los 34 millones de habitantes ¿cómo se explica que un gran porcentaje no acceda aún a los servicios básicos?.
Nuestro país es rico en recursos naturales, pero si no llegamos a un acuerdo para transformarlos y lograr que impacten de forma positiva en los peruanos, la tasa de pobreza seguirá creciendo con el paso de los años.
Los políticos deben dejar atrás la mezquindad, se debe detener el enfrentamiento de poderes y avanzar sobre puntos básicos en los que hayan acuerdos. El sector privado está dispuesto a apoyar y en varias oportunidades así lo hemos expresado, pero necesitamos estabilidad jurídica, predictibilidad y un clima de paz social.
Se dice que la economía y la política van en cuerdas separadas, pero realmente no es así, son dos caras de la misma moneda y todo puede empeorar si las crisis siguen sucediéndose una tras otra, golpeando las bases sobre las que reposan lo avanzado. La corrupción, inestabilidad política y pobreza forman parte de un cóctel peligroso. Es tiempo de que las autoridades asuman su responsabilidad y actúen con disciplina y ética, especialmente esta última que tanta falta nos hace como nación.
Por Julio Pérez Alván
Presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX)
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