Estado de emergencia fronterizo es una medida migratoria errada
Seguimos sin mirar la crisis migratoria internacional como un asunto de Estado, es decir, sin que tenga el tamaño de una verdadera Política de Estado sobre Migración considerando que contamos más de 1.7 millones de venezolanos en el territorio nacional, la mayoría establecida en Lima. El Estado de Emergencia (EdE) decidido para zonas de fronteras en el país desnuda un error conceptual sustantivo, y además, no afronta la compleja realidad migratoria de raíz.
Lo voy a explicar. Siendo la crisis migratoria un problema dominantemente localizado en la frontera con Chile, se ha optado por ensancharlo, declarando el referido EdE en 6 ciudades fronterizas más como si en todas se presentara la misma compleja realidad que se vive en Tacna; además, se decide el EdE, que es un régimen de excepción, y como tal, eminentemente nacional o INTRAESTATAL, para una crisis internacional o INTERESTATAL, que es como debería percibirse el problema migratorio.
Hay, entonces, una equivocada interpretación constitucional del EdE que es eminentemente interno o nacional dictado precisamente para salvaguardar el orden dentro del país y nunca fuera del territorio del Estado. Los migrantes que se encuentran en la frontera con Chile NO HAN INGRESADO al Perú, por lo que resulta realmente inútil e ineficaz haber declarado EdE fronterizo. En otras palabras ¿justifica el EdE tan solo por haberse detectado el ingreso ilegal de algunos pocos migrantes por otros puntos fronterizos? Bastaba solamente con decidir un mayor resguardo en el límite peruano-chileno por la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas, sin alterar la normalidad en un espacio más bien dinámico y sin restricciones en tiempos postpandémicos.
El problema está fuera del Perú donde se encuentra el grueso de extranjeros que desea cruzar el control fronterizo y donde ya están pensando en levantar carpas y reclamar el estatus de refugiados en detrimento de nuestra imagen internacional.
El asunto migratorio en la frontera sur se resuelve diplomáticamente con Chile, Ecuador, Colombia y Venezuela, decidiendo con sensatez un corredor humanitario protocolizado de comienzo a fin para que ningún extranjero lo viole; en cambio, el EdE debió declararse a nivel nacional ante el aumento de la delincuencia por extranjeros, decidiendo deportaciones y expulsiones sin contemplaciones.
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