Estados Unidos y su capacidad de disuasión
Mirando los diversos ángulos desde los que se está analizando la guerra entre Rusia y Ucrania para acabarla, quisiera relievar en esta ocasión solo uno, que ha sido soltado por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el marco de su reciente visita a su homólogo estadounidense, Donald Trump. Macron ha confesado una de las mayores verdades de la doctrina de seguridad y la defensa, que poco se entiende cuando se concibe a los Estados como actores con poder en el globo, y que es clave para definir su eficacia en su relacionamiento con los demás Estados. Me refiero a la capacidad de disuasión. Para comprender la percepción del presidente galo sobre el rol de los Estados Unidos de América, durante una entrevista con Fox News, luego de su encuentro con Trump en la Casa Blanca, dijo lo siguiente: “Creo que la llegada del presidente Trump es un cambio de juego. Y creo que él tiene la capacidad de disuasión de EE.UU. para volver a involucrarse con Rusia…”. Macron y con él, sus homólogos de la Unión Europea, son conscientes que Estados Unidos es la superpotencia militar en el mundo. En efecto, afirmar que Washington tiene capacidad de disuasión (advertir, persuadir, amenazar), es aceptar que Estados Unidos puede vincularse con quien quiera, y sin censura, conduciendo el timón de las relaciones internacionales, la ciencia del poder mundial, y en condiciones efectivas para acabar una guerra, algo que ninguno de los otros 192 Estados del mundo cuenta como virtud unilateral. Esa sola realidad es el punto diferenciador con los otros actores importantes del globo, que no llegan a cumplir con el requisito indispensable de cambiar las reglas de juego en un mundo dominado por las pugnas y las guerras. Macron reconoce que esa virtud disuasiva, también es geopolítica, y que corresponde exclusivamente a Estados Unidos. Lo que estoy diciendo será bueno comprenderlo sin apasionamiento en estos tiempos en que todos se refieren a China por su enorme poder económico y que siempre diré que es específicamente comercial, lo que es distinto. Será bueno, entonces, distinguir que no es lo mismo ser el país más rico del mundo que ser el más poderoso de la Tierra. También quisiera decir lo que siempre digo a mis alumnos cuando trabajamos en clase la política exterior y las relaciones internacionales del Perú, es decir, que los países que cuenten mayor capacidad disuasiva, serán los que consigan mayor eficacia en sus resultados geopolíticos y lo digo ahora mirando Chancay. Sin capacidad disuasiva jamás se podría lograr un resultado conforme los intereses nacionales. Trump impone aranceles, ordena votar junto a sus tradicionales enemigos o rivales en la ONU, y ningunea estratégicamente, descorazonando a aquellos que creen que el manejo del poder es formal. No estoy diciendo que lo que diga o haga Trump es lo correcto. Estoy explicando que lo que dice o hace es la consecuencia de un país que prioriza la disuasión como política de Estado y que no solo sabe que tiene poder, sino, además, que sabe usarlo.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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