Estudio de la lateralidad
El 15 de junio de 1865, Pierre Paul Broca presenta ante la Sociedad de Antropología de París el trabajo que había llevado a cabo durante los últimos cinco años. En su profesión de médico, había analizado los cerebros de varios pacientes que, cuando estaban vivos, mostraban déficits en el habla. Descubrió que la mayoría de ellos tenían dañada un área en el lóbulo frontal izquierdo y concluyó su ponencia con la famosa frase: “Hablamos con el hemisferio izquierdo”.
Argumentó que la asimetría era fruto de la educación y la civilización, consecuencia de haber superado la existencia animal, e incluso algunos científicos no tardaron en afirmar que el cerebro de los hombres era más asimétrico que el de las mujeres. Descartes había propuesto a la glándula pineal del cerebro como sede del alma, pero, a finales del siglo XIX, parecía que era nuestro hemisferio izquierdo el que nos hacía humanos.
Los animales no tienen cerebros tan desarrollados como el nuestro porque no les sería rentable desde un punto de vista energético, pero ¿por qué no iban a especializar sus hemisferios? La ubicuidad de la lateralización en los animales sugiere que, independientemente del tamaño del cerebro, repartir funciones entre ambos lados del cerebro aporta importantes ventajas adaptativas. El procesamiento de las emociones también es asimétrico en los animales.
A grandes rasgos, el hemisferio izquierdo suele dominar en las emociones positivas y el hemisferio derecho en las negativas. También existen evidencias de que varios animales domésticos se asustan más cuando ven a un humano desconocido con el ojo derecho que cuando lo ven con el izquierdo, ya que la información de este último llega al hemisferio derecho, especializado en procesar los nuevos estímulos.
Estas ideas eran más un reflejo de los prejuicios de la época que de las pruebas neurológicas. Al ser el lenguaje una característica exclusivamente humana, era fácil asumir que el resto de los animales tenían el cerebro simétrico. Así, dominaban las hipótesis que consideraban la lateralidad cerebral como el resultado de la mutación de un único gen que se produjo en el linaje del Homo sapiens. Tuvo que pasar más de un siglo desde el descubrimiento de Broca, para que la ciencia se diese cuenta de que la asimetría del cerebro es una característica generalizada en reino animal.
Al final, reconocer la lateralidad cerebral de los animales nos está permitiendo entender más sus emociones y, por tanto, mejorar la calidad de la relación que establecemos con ellos.
Fuente: El País
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.