Eternamente presidente Alberto Fujimori (I)
El 11 de setiembre último, luego de una larga enfermedad, y expresando hasta el último aliento su esperanza de curarse y seguir aportando a la solución de los problemas del Perú y de los peruanos, partió físicamente Alberto Fujimori, ex presidente constitucional de la República, elegido por voto popular directo en 1990, 1995 y 2000. Completó dos períodos constitucionales como primer mandatario y renunció a punto de cumplir cuatro meses del tercero, mediante una carta que en original es parte del archivo documental del Congreso de la República, que en sesión plenaria dio cuenta de ella el 22 de noviembre de 2000. Decenas de miles de peruanos de toda condición y edad, muchos de ellos venidos ex profesamente del interior del país, hicieron interminables, pacíficas y dolientes filas para lograr expresar ante el féretro del ex presidente su respeto y afecto, en el contexto del funeral público permitido por su familia, que también aceptó que reciba los honores de Estado –nunca mejor prestados– como jefe de la Nación. Sin duda, las personas que alcanzaron a asistir representan el sentir de millones de peruanos que consideran a Alberto Fujimori el mejor presidente de la República que ha tenido el Perú.
Curiosa definición del destino hizo que la partida física del presidente Fujimori coincida con la fecha en que en 1992, bajo su consejo, se creó el movimiento independiente Nueva Mayoría, que agrupó a los técnicos que él había convocado y se habían adherido a su gobierno después de su elección en 1990. Jaime Yoshiyama T., Demetrio Patsías M. (QEPD), Carlos Blanco O. y yo fundamos esa organización política que por veinte años participó en cinco procesos electorales generales, comenzando por el CCD, 1995, 2000, 2001 y 2006, en alianza con el partido Cambio 90, fundado por el ex mandatario. Nueva Mayoría dejó de existir el año 2012, al no presentarse al proceso electoral del 2011, año en que el fujimorismo comenzó a ser representado por el partido fundado por Keiko Fujimori en 2010.
Escribo este artículo con inmenso dolor, pero agradecida con la Vida por haberme dado la oportunidad de trabajar al lado del presidente Fujimori, desde 1992, convocada cuando ya tenía título de abogada, estudios de maestría completos, estudios en el exterior y diez años al servicio de la Administración Pública y ocho en la actividad privada. Resalto ello no por jactancia personal, sino para oponerme a la mala costumbre de pretender disminuir la capacidad y preparación de quien acepta un cargo público de confianza o, peor aún, de elección popular.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
