Ética y Fiscalización en manos de un “niño”
El congresista de Acción Popular (AP), Elvis Vergara, logró una curul con menos de 4,500 votos. Considerado uno de los “Niños”, es investigado por el Ministerio Público. A pesar de este prontuario, fue electo —nada menos— que presidente de la Comisión de Ética del Congreso de la República para el periodo legislativo 2025-2026.
Vergara fue elegido con 9 votos a favor, ninguno en contra y una abstención. Lo acompaña, nada menos, que Pasión Dávila Atanacio (denunciado por presunto recorte de sueldo a quien fuera su asesor principal y blindado por la Comisión de Ética), en calidad de secretario, y Alex Paredes Gonzales, como vicepresidente.
La increíble y vergonzosa designación se da en un mar de serios cuestionamientos, que deslegitiman su elección; inclusive su propio partido, Acción Popular (AP), emitió un comunicado oficial en el que rechaza la designación y la califica como no consultada. Agrega que “esta responsabilidad debe recaer en un congresista que esté exento de cuestionamientos legales y éticos”.
La Comisión de Ética Parlamentaria está encargada de promover la ética parlamentaria, prevenir actos contrarios a la misma, absolver las consultas que se le interpongan y resolver en primera instancia, en mérito al dictamen de su Secretaría Técnica, las denuncias que se formulen.
Además, el congresista Vergara también fue elegido presidente de la Comisión de Fiscalización y Contraloría del Legislativo, a pesar de tener una acusación pendiente ante la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Parlamento. Lo acompañan en ese grupo de trabajo Carlos Zeballos Madariaga como vicepresidente y Juan Burgos Oliveros. Lo penoso de esto es que la propuesta de conformación fue presentada, inconcebiblemente, por Patricia Chirinos de Renovación Popular (?).
Vergara arguye que su nombramiento no responde a una aspiración personal, sino a un mandato de sus colegas congresistas, que por lo visto desconocen el significado de ética, que significa recto, conforme a la moral. “Ningún congresista ni ciudadano debe ser señalado solo por una denuncia. La investigación es la que determina responsabilidades, y ese será nuestro norte en esta gestión”, sentenció.
A Vergara se le imputa la presunta comisión de los delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión agravada. La acusación comprende también a otros 24 congresistas y exfuncionarios que habrían operado bajo el mando del expresidente Pedro Castillo. Según la denuncia, los implicados habrían negociado votos en el Congreso a cambio de favorecer contrataciones y licitaciones en ministerios y entidades estatales.
El excongresista Víctor Andrés García Belaúnde sostuvo que: “Es una vergüenza, es como recibir una puñalada por la espalda. Vergara es un impresentable, un caradura, un sinvergüenza. No debería estar ahí, y menos aún presidir tres comisiones a la vez —Fiscalización, Ética y una que es una comisión especial—. En mis cinco años en el Parlamento, nunca vi que un legislador dirija ni siquiera dos”.
La culpa de estas designaciones tan singulares recae en parte de la bancada y en quien lo propuso.
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