Evitemos que la violencia escale
Estamos a pocos días de concluir las clases, pero no todos los estudiantes terminarán con una sonrisa, ya que, a lo largo del presente año escolar, más de 18,000 niños y adolescentes peruanos fueron afectados por violencia física, verbal o psicológica en sus escuelas o a través de las redes sociales por sus propios compañeros del colegio.
Es importante tomar en cuenta que esa cifra representa a los estudiantes y padres valientes que tuvieron el coraje de denunciar los casos de violencia escolar ante las autoridades de los colegios, quienes, después de hacer las indagaciones y obtener las evidencias, reportaron las incidencias en el Observatorio Síseve del Ministerio de Educación.
Cuando un caso llega al Síseve es porque se ha evidenciado que los estudiantes han sido dañados de manera sistemática por sus compañeros y, como consecuencia de ello, presentan golpes, afectación psicológica de su autoestima, depresión, ansiedad o incluso intentos de suicidio por la falta de aceptación en su entorno. Por este motivo, es necesario que padres y maestros estén atentos a lo que sucede para intervenir de inmediato y brindar soporte socioemocional al menor, especialmente si se trata de un caso de violencia sexual.
Sin embargo, no todos los niños hablan. Hay muchos que callan por miedo a que la violencia empeore en su contra. Ante esta situación, es importante que maestros y padres de familia expliquen a los escolares la relevancia de hablar y reportar si están siendo afectados por burlas o insultos continuos, o si han sido testigos de algo semejante.
¿Por qué es importante hablar de lo que ocurre? Porque así evitaremos que la violencia escale y pase de agresiones verbales a psicológicas y físicas. Tan grave es golpear como ignorar durante un tiempo prolongado a un niño o adolescente, pues ambas conductas lo dañan emocionalmente.
Es necesario que los colegios cuenten con estrategias y programas que promuevan la cultura de paz en sus escuelas y que, como parte de ello, capaciten a los maestros para saber cómo integrar a sus estudiantes, generar confianza y amistad entre ellos. Para tal fin, es necesario que los docentes aprendan técnicas de mediación, conciliación y reconciliación para prevenir que la violencia escale en sus colegios y enseñar a sus alumnos a resolver conflictos de manera pacífica.
En un país pluricultural como el nuestro, pueden surgir diferencias de opinión entre estudiantes, sea por cuestiones ideológicas, culturales o formas de ver el mundo. Si bien estas discrepancias pueden provocar conflictos, es importante que padres y maestros enseñemos a nuestros niños y adolescentes a dialogar y escucharse de manera asertiva para comprender mejor al otro.
Es fundamental que les demos el mejor ejemplo y los ayudemos a resolver conflictos sabiendo poner límites con respeto y sin vulnerar al otro. Es necesario que aprendan que todas sus acciones tienen consecuencias, que hostigar, manipular o golpear a otros compañeros no es una broma ni algo gracioso, y que puede afectar gravemente la salud física, mental o emocional de los demás.
Si esto no le importara a tu hijo o hija, entonces deberías preocuparte y analizar hasta qué punto ha normalizado tanto la violencia que podría poner en riesgo su propio futuro como persona humana.
Hoy, siendo niños, quizá creas que solo recibirán una amonestación, pero mañana la sanción podría ser la cárcel, lo que terminaría afectando gravemente su vida y la de su propia familia. Desde los hogares y las escuelas debemos enseñarles límites y desarrollar habilidades socioemocionales básicas, así como valores como el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la comunicación consciente y la empatía.
Promovamos una cultura de paz en nuestras escuelas y familias. No esperemos a que algo peor ocurra para recién actuar.
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