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Evo derrotado

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Fecha Publicación: 11/12/2021 - 22:57
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El ciudadano Rogelio Rivas, dícese uno de los organizadores del encuentro denominado “Runasur” que iba a llevarse a cabo los días 20 y 21 de diciembre en la ciudad del Cusco, anunció ayer que este evento quedó cancelado hasta nuevo aviso. Argumentó que la decisión obedecía a tres motivos fundamentales: las acusaciones de “algunas autoridades” –se supone las peruanas– que los sindicaban como “intervencionistas” en asuntos internos, los cuestionamientos mediáticos tanto en nuestro país como en Bolivia, y la declaración de “persona no grata” formulada por la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso recaída sobre el expresidente Evo Morales, promotor y líder de la cita.

Hay sin duda un cuarto elemento no mencionado por Rivas que ha tenido gravitación en esta reculada vergonzosa: el pronunciamiento de tres excancilleres y numerosos exviceministros de relaciones exteriores de nuestro país, quienes develaron los afanes subalternos de Morales y compañía detrás de esta cita. “Hay una clara amenaza a la soberanía, independencia y seguridad nacional. La sola convocatoria a la reunión del Cusco constituye una intromisión e injerencia inaceptables y que viola las normas fundamentales de las cartas de las Naciones Unidas y de la OEA”, sostienen los firmantes.

Puede haber más razones, incluyendo una arrugada del presidente Pedro Castillo ante su amigo del liki-liki buscando no tener más frentes que los abiertos por los estallidos de casos de corrupción en su entorno. Pero es necesario poner en contexto el significado de la ofensiva de Morales, qué representa y cuánto ha invertido el susodicho en la empresa de dirigir la supuesta reivindicación de los pueblos originarios de América Latina.
En febrero de 2005, antes de ser elegido mandatario de Bolivia, Morales anunció el lanzamiento de una expresión vernacular del Movimiento al Socialismo (MAS), su partido, en la misma ciudad del Cusco. Lo alentaban Walter Aduviri de Puno y Jorge Acurio, futuro gobernador cusqueño y, como muchos de sus colegas de izquierda, hoy detenido y procesado por corrupto. Morales no pudo avanzar en el proyecto que anticipaba su pretensión política de constituir una nación aymara ajena a los países donde colocaba su mirada escicionista.

En mayo de 2008, cuando Perú era sede de la V Cumbre de las naciones de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, Morales de despachó contra la misma y nuestro avance en la materialización de un TLC con el viejo continente. Peor aún, participó con entusiasmo en la llamada “anticumbre” que armaron los del Foro de Sao Paulo en Lima la víspera del otro encuentro. De más está contar su articulación con Vladimir Cerrón y demás camaradas cuando su amigo Ollanta Humala lo dejó tirando cintura en la persecución de mayores logros que no sea lavarse los pies en las playas de Ilo.

La cancelación de Runasur es una derrota de Evo que debe ser calibrada en Bolivia como síntoma de su galopante megalomanía.

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