¡Expectoremos de Olmos a Odebrecht!
El Proyecto Irrigación Olmos es un factor de desarrollo para las regiones Lambayeque y Piura, y el país en general. Gracias a él se han irrigado casi 45 mil hectáreas agrícolas dedicadas fundamentalmente a cultivos de exportación. Se han creado 180,000 puestos de trabajo y generado cerca de S/4,000 millones de Valor Agregado Bruto Nacional, trasladando agua de la vertiente atlántica a la costa, beneficiando la generación de energía hidroeléctrica y el abastecimiento de agua de riego, para transformar tierras áridas en productivas, mejorando la rentabilidad agrícola y la calidad de vida del agricultor.
Lamentablemente, esta obra está manchada con el sello indeleble de corrupción de Odebrecht, aunque continúa operando contra la opinión de la gran mayoría nacional. La historia la hemos narrado en anteriores comentarios. No obstante, la novación del plazo de concesión vencerá este septiembre. Recientemente opinamos que Odebrecht NO debiera seguir a cargo de ella, preocupados por la existencia de una Comisión de Negociación de la Renovación para este contrato —cuyas funciones vencen en septiembre de 2025— y conscientes del grado inmoral y corrupto que caracteriza a esta empresa brasileña.
Actualmente, se encuentra pendiente de elaboración un informe por ProInversión, la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la Contraloría General de la República (CGR) para aprobar dicha adenda. La comisión que evaluará la extensión del contrato tiene plazo hasta septiembre entrante. Finalmente, el documento será revisado por ProInversión, Autoridad Nacional del Agua (ANA), Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y Contraloría General de la República (CGR), previa conformidad del Poder Ejecutivo.
En nuestra opinión, la mejor alternativa es que las asociaciones de agricultores de Piura y Lambayeque tengan la administración del Proyecto Olmos, en vez de la corrupta Odebrecht (que actualmente opera como Novonor). En primer término, los agricultores han expresado su descontento con la gestión Odebrecht —cuya administración ha tenido y tiene severos problemas como el de la escasez de agua y el mal mantenimiento de su costosísima infraestructura—; y en segundo lugar, por principio: mayoritariamente el Perú se opone a ello.
Algunos líderes agrícolas han solicitado al gobierno que no renueve el contrato con Novonor y busque otras alternativas más confiables. Sin embargo, para que las asociaciones de agricultores puedan asumir esta administración sería necesario garantizar que tengan alta capacidad técnica, financiera y organizativa para gestionar un proyecto de esta magnitud. Esto incluiría la operación del túnel trasandino, la represa Limón y los sistemas de riego que abastecen miles de hectáreas. Por último, si lo considerasen indispensable, los propios agricultores pueden subcontratar a una o más entidades internacionales especializadas en administrar emporios agrícolas y acuíferos como este caso, para mejorar todavía más sus rendimientos.
Pero lo que de ninguna manera puede hacerse, amable lector, es transar con la corrupción, como sugieren algunos actuales empresarios del agro, encabezados por un desperdiciado, equivocado Fernando Cillóniz, quien persevera en que Odebrecht permanezca a cargo de este estratégico y trascendente proyecto. ¡Entiéndalo, señor Cillóniz, tamaño sometimiento a la corrupción lo rechaza frontalmente la mayoría ciudadana!
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