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Extrema pobreza moral nos sigue hundiendo

Fecha Publicación: 27/05/2024 - 22:20
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Cuando parece que ya nada puede sorprendernos, la realidad al mismo estilo de una obra de terror, se encarga de desengañarnos. Basta con revisar los titulares de los diarios para darnos cuenta de que el abismo en el que estamos cayendo, no tiene fin. A la situación económica se suma la extrema pobreza moral que atraviesa el Perú, la cual afecta nuestra imagen y, por ende, el desinterés de los inversionistas extranjeros.
Un ejemplo claro es lo sucedido en el Ministerio Público, donde la capturada Junta Nacional de Justicia destituye a la ex fiscal Patricia Benavides y la Tercera Sala Constitucional de Lima ordena la reincorporación de la ex fiscal Zoraida Ávalos, en contra de una decisión del Congreso de la República.
La semana anterior hablamos de las tropelías de los congresistas al usar nuestro dinero para asegurar su futuro político, una muestra más del comportamiento de la costra purulenta que cubre nuestra podredumbre política. Ahora nos sorprenden algunos de los más rescatables miembros de ese alicaído poder del estado, que renuncian al partido que los llevó a la curul. Esperemos no verlos aparecer en alguna plancha presidencial o lista congresal aspirando a continuar rigiendo (es un decir) los destinos de esta patria nuestra tan vapuleada por sus hijos.
Desde esta columna hacemos votos para que el descontento que muestran las encuestas, se refleje en que ninguno de los políticos que nos han decepcionado reciba el voto popular, muy especialmente los que han delinquido con ferocidad en contra del Estado.
Y qué podemos decir de la pus que pugna por saltar a través de la costra purulenta de la JNJ, esa creación perversa del lagarto Martín Vizcarra y el de la mafia caviar para manejar el Poder Judicial y el Ministerio Público. El descaro con el que se atropellan los procesos cuando de deshacerse de los enemigos políticos se trata, ya casi ni es noticia. El manejo que los caviares y sus secuaces hacen del sistema de justicia en el Perú ha perdido toda vergüenza y se sienten empoderados ahora que una de sus fuentes de financiamiento, la corrupta Odebrecht, ha sido limpiada de polvo y paja por la justicia brasileña.
No defendemos a nadie, pero es escandaloso que fiscales como Domingo Pérez y Vela Barba sigan haciendo de las suyas y que tantos personajes impresentables, cuya lista es casi interminable, no sean tocados ni con una pluma. Además, que Gustavo Gorriti se haya convertido en una especie eminencia en la sombra, sin que ninguna investigación lo afecte.
Para colmo de males, es alarmante ver los indicadores que registra nuestro país con el incremento de pacientes con tuberculosis, especialmente en los distritos más pobres del Perú, donde los más pobres experimentan el abandono de las autoridades. Gracias a una investigación periodística se denuncia que los afectados reciben sus canastas de alimentos incompletas y, en la mayoría de los casos, con productos de baja calidad en proteínas, y hasta comparables con comida para animales. ¿Y qué hace la Contraloría al respecto?
Como se sabe, la tuberculosis es una terrible enfermedad infecciosa altamente contagiosa que se agrava por la mala alimentación. El gobierno financia con 98 millones de soles un programa de apoyo a las familias más pobres con pacientes de tuberculosis, ejecutado a través de las municipalidades, que son las encargadas de entregar medicinas y alimentos. Pero, ¿quién controla esta entrega? ¿Quién evalúa la calidad de los productos? ¿El arroz que se entrega es un buen alimento para la recuperación de los pacientes con TBC? Este es un trabajo para las autoridades del Ministerio de Salud, Ministerio de Inclusión Social y para la Contraloría, pero parece que a nadie le interesa.
Ya estamos ad portas de la campaña electoral 2026 y algunos medios advierten sobre la amenaza de la Inteligencia Artificial como herramienta de engaño a través de fake news y deep fake; sin embargo, creer que una “comisión de expertos” podrá protegernos resulta por demás ingenuo.
Es más que probable que la IA sea uno de los factores que juegue en el 2026 y no serán comisiones, sino nuestro juicio crítico los que nos salven, tal vez sea la propia IA la que pueda acudir en nuestra ayuda para decidir si algo de lo que vemos, escuchamos o leemos es o no resultado de la manipulación de esa herramienta.
Mientras tanto nos seguimos revolcando en el fango y la costra purulenta continúa reventando por donde se mire a nuestro pobre Perú.

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