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Falla original

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Fecha Publicación: 27/06/2022 - 22:30
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A mediados del siglo XX el mundo estaba dividido en dos, los capitalistas alineados con Washington y los comunistas con Moscú; y sus variantes, los que seguían a Mao o al coreano Kim Il Sung, y los No Alineados liderados por Tito de Yugoslavia y paradójicamente, por el cubano Fidel. En los foros internacionales y casi todas las universidades, el socialismo real proclamaba la superioridad de su modelo y la ineludible derrota del capitalismo, que solo era cuestión de tiempo.

Pero el que colapsó fue el modelo marxista leninista, pues la realidad desnudó no solo su naturaleza totalitaria, incoherente con la libertad y la dignidad humana, también la inutilidad de sus planteamientos económicos, ajenos al sentido común. El capitalismo, por el contrario, demostró ser un instrumento válido para permitir la creación de riqueza y elevar la calidad de vida de las personas; pues la forma más segura de que un inversionista, empresario, o vendedor se enriquezca, es logrando satisfacer las necesidades humanas con creatividad, en un marco de estabilidad política y libre competencia.

Los herederos del modelo totalitario tuvieron que reciclarse en movimientos pro desarme nuclear, antibélicos y pacifistas, pero la seguridad de causar una mutua destrucción, inhibió a las potencias a propiciar una guerra que los involucrara directamente. En el presente siglo se han infiltrado en movimientos por los derechos de las minorías, el necesario cuidado del medio ambiente y por la libre migración, tratando de desarrollar sus legítimos postulados hasta los extremos, propiciando el enfrentamiento y la lucha, no ya de clases, pero sí de grupos sociales. En realidad, la esperanza de hacer colapsar el sistema capitalista se concentra en convencer a las naciones prósperas de paralizar sus industrias, desechar sus fuentes energéticas, olvidar sus objetivos de desarrollo y crecimiento económico.

La invasión rusa a Ucrania está dando la posibilidad a Europa de despejarse del efecto opiáceo de la prédica extremista, los electores ya están exigiendo a sus representantes respuestas concretas a la pérdida de sus empleos, a la desvalorización de sus propiedades, al aumento desorbitado de sus recibos de electricidad; está reaccionando al fracaso de la integración cultural de la mayoría de los migrantes de origen africano y musulmán, así como a la invitación de los maestros y de textos escolares a experimentar el placer sexual a niños de primeros grados.

Habiendo sido el izquierdismo más una sensibilidad que un modelo racional, con tanta evidencia del fracaso de sus postulados extremos, antiguos y modernos, es tan solo un fraude instalado en gobiernos que no tardarán en exponer su falla original.

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