ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Fijados en el pasado

Imagen
Fecha Publicación: 07/08/2022 - 22:50
Escucha esta nota

Varias propuestas de políticos y analistas de oposición comparan la situación del año 2000 con la actual y pretenden buscar alternativas similares. En realidad, hay varias diferencias importantes que dificultan que un resultado parecido pueda funcionar ahora.

Algunos confían en que la indignación de las masas populares, por alguna nueva evidencia de corrupción de Castillo y sus secuaces, produzca grandes movilizaciones que fuercen la caída del Gobierno. En realidad, a las mayorías la corrupción no les importa demasiado. La informalidad y la deshonestidad están muy extendidas, y se da por sentado que los que ocupan puestos de gobierno, a todo nivel, son inmorales. Cuando a la gente le va mal en términos de empleo e ingresos, es más propensa a manifestarse contra los gobernantes. En ese caso, la lucha contra la corrupción se vuelve una bandera que se enarbola con indignación.

Pero no siempre el deterioro de la economía provoca movilizaciones. Es mucho más probable que ello ocurra cuando después de un periodo de bonanza rápida hay un frenazo que destruye las expectativas de progreso y mejora que se han forjado. Eso le ocurrió a Alberto Fujimori después de la crisis internacional de 1998 que tuvo severas repercusiones acá. Otro ejemplo claro es la asonada del 5 de febrero de 1975 en Lima, cuando la economía se había paralizado por la crisis del petróleo dos años antes, después de un espectacular crecimiento. Eso determinó la caída del general Juan Velasco. La economía peruana no prospera mucho ya desde hace una década aproximadamente y la caída ha sido consistente desde el bárbaro encierro que impuso el Lagarto el 2020. La gente está aplanada, casi resignada, buscando cómo sobrevivir. Cuando se produjo el brutal shock del 8 de agosto de 1990 –que fue indispensable-, después de años de hiperinflación y desempleo, nadie protestó.

En términos políticos, algunos también rememoran la transición del 2000. Hay varias diferencias importantes. En ese momento los EEUU tenían una influencia decisiva en el mundo entero y en Latinoamérica, que se traducía en su ascendiente en la OEA, que luego de las cuestionadas elecciones de ese año intervino activamente en el Perú. Y los EEUU desahuciaron a Vladimiro Montesinos luego que se comprobó que le había vendido 10,000 fusiles AKM a las FARC justo cuando los EEUU iniciaban el Plan Colombia, invirtiendo miles de millones de dólares para combatir el terrorismo y el narcotráfico.

Alberto Fujimori selló su suerte cuando avaló las patrañas de Montesinos en una conferencia de prensa conjunta el 21 de agosto de 2000. El 16 de septiembre tuvo que renunciar.

Hoy día los EEUU tienen menos interés en Latinoamérica y el Perú, ya no guían la OEA que tiene al frente a un sujeto como Luis Almagro. Y ya no existen partidos políticos como en el 2000, que podían formar una mesa de interlocutores.

En suma, esa opción no es viable. Se requieren soluciones radicales.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.