ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Fiscal Ávalos: Cómplice de la corrupción

Imagen
Fecha Publicación: 03/12/2021 - 00:00
Escucha esta nota

Los gobiernos corruptos subsisten porque las instituciones del Estado se lo permiten. De un lado, el Congreso no fiscaliza ni encaja su función censora contra aquel jefe de Estado moralmente descalificado por sus acciones. Asimismo, el poder Judicial le deja hacer, deja pasar al gobierno cualquiera trapisonda, muy probablemente esperanzado en los justificados aumentos salariales para la Judicatura; aunque en este caso opere como suerte de chantaje donde el Ejecutivo chantajea y el Judicial se deja extorsionar. Por último está el Ministerio Público que incumple la Constitución y la ley negándose a denunciar los indicios de delito, por parte de los tres poderes del Estado. En particular el Ejecutivo, que maneja los fondos y la administración pública en general. Sea porque Zoraida Ávalos, nefasta Fiscal de la Nación, simpatice o empatice con el presidente de turno –ocurrió con Vizcarra y ahora sucede con Castillo- o por la razón que fuere, esta institución ha demostrado ser absolutamente inepta para frenar el principal cáncer que embarga al país –la corrupción-, lo que constituye la principal demanda de la sociedad ya que, precisamente, la corrupción es la causa del desastre nacional que desembocó en la vacancia de –hasta ahora- cuatro presidentes en un lustro, demostrando el nivel de podredumbre que embarga a la clase política y dirigente el país. Por cierto, el daño no sólo es moral. En dos décadas cuatro gobernantes corruptos le han robado al país no menos de US$35,000 millones, parte en comisiones para ellos y sus compinches y parte para los sobrecostos de sus socios: los contratistas/constructores. Y en lo ético, fuera del desgobierno con sus terribles secuelas de inmoralidad, atraso y aumento de la pobreza, está el envilecimiento generalizado que afecta de rey a paje.

Hoy, quienes dirigen este país vuelven a exhibirse sobreviviendo alrededor del mismo nido de ratas, hoy ya generalizado. Como sucedió con Toledo, Humala, Kuczynski y Vizcarra, ahora el mismísimo presidente de la Republica Pedro Castillo trata con los proveedores del Estado a través de sucios intermediarios. Vendría haciéndolo desde que se instaló en el poder. ¡No le importaron los calamitosos antecedentes que han dejado sus predecesores; tampoco la indignación del pueblo peruano ni la coyuntura de crisis extrema a la que, en 120 días de desgobierno, trapicheos y compadrazgos, ha llevado al Perú! Está de más repetir el rosario de ejemplos de corruptelas que, en sólo 120 días, han contemplado los peruanos. Los medios de prensa lo han informado detalladamente.

Para la fiscal Ávalos acá no pasa nada. Igual fue con Vizcarra y su inacción alrededor de la pandemia con la consecuente muerte de 200,000 peruanos; o sus descaradas obstaculizaciones a la Justicia ordenando a sus secretarias esconder/destruir pruebas, entre otras temeridades. Ahora Ávalos pasa por alto las violaciones legales de Castillo alrededor de los ascensos militares/policiales, la imposición de ministros y diferentes autoridades ligadas al terrorismo; sus vínculos con la asociación criminal de Huancayo que financió su campaña electoral; sus reuniones furtivas con contratistas del Estado, etc.
Consecuentemente, Zoraida Ávalos es cómplice de la corrupción.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.