Fiscal Benavides abre esperanzas
La corrupción sólo empezará a amainar cuando las autoridades del poder Judicial, la Fiscalía de la Nación y la Policía Nacional resuelvan limpiar la casa, desvinculándose en todo orden de cosas del poder político, principalísima fuente de la podredumbre en connivencia con malos empresarios y profesionales del sector privado. Mientras tanto, el país continuará hundiéndose en el fango de esta mugre que, de manera transversal, afecta peligrosamente tanto a la izquierda como a la derecha peruana. Un síntoma que podría abrir alguna esperanza es lo que dijo el viernes la flamante Fiscal de la Nación, al asumir un cargo tan estratégico. Porque, amable lector, el país rebosa de corrupción, inducido por miserables ex presidentes de la República que, debido a su imperdonable ejemplo, sentaron los bases para instalar –durante un cuarto de siglo de devastadora, brutal y generalizada corrupción- una república viciosa. Proceso que ha desembocado en esta suerte de Estado putrefacto que ahora preside un imputado de liderar una organización criminal llamado Pedro Castillo. La hoy Fiscal de la Nación Liz Benavides Vargas precisó en su discurso inaugural que, como una primera medida, instalará un Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción en el Poder (EFICCOP), para limpiar todo este aparato estatal hoy infectado por un incontenible proceso de corrupción. Asimismo anunció la continuación del proceso indagatorio al presidente Castillo que seguirá llevando adelante el Ministerio Público.
Precisa demostración de que existe un cambio trascendente en la Fiscalía, en dirección radicalmente contraria al camino vicioso instaurado por Zoraida Ávalos, impresentable ex Fiscal de la Nación rendida a los poderosos de turno. Como aquel miserable Vizcarra, envuelto en una epidemia de corrupción; y además, responsable de la muerte de 230,000 peruanos por su evidente desatención a la pandemia covid, y las sospechas existentes alrededor de su viciada compra de las vacunas chinas. Una vez fuera de carrera Ávalos como Fiscal de la Nación; y viendo al Poder Judicial continuar la impronta impresa por su presidenta, Elvia Barrios, sólo quedaría que la Policía Nacional recupere su estupendo estándar de calidad, para que el Perú emprenda la ruta de retorno hacia un Estado decente, opuesto a esta entelequia venal que es ahora.
Recién cumplido este objetivo, recuperaremos la esperanza para vivir en una nación adonde prime la Justicia; no en esta terrible iniquidad que viene asfixiándonos hace ya un cuarto de siglo.
Apostilla. A la juramentación de la Fiscal de la Nación no asistió el mandatario Pedro Castillo. Es probable que por encontrarse sujeto a una investigación ante el Ministerio Público, imputado de liderar una organización criminal para robarle al Estado; es decir a usted, amable lector. Quizá por ello la Fiscalía no le cursó invitación dado al conflicto que produciría su presencia. Recordemos, igualmente, que Pedro Castillo ha proferido palabras ofensivas contra el Ministerio Público y también contra el Poder Judicial. Por último, no descartemos ese carácter zafio de este individuo, negándose a acudir aún estando invitado. Sea como fuere, la Fiscal Benavides y la vocal Suprema Barrios le han abierto esperanzas al país.
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