¡Fuera los caviares del Estado!
El Perú contemporáneo, desde inicios del Tercer Milenio, es ese ultramafioso país de la delincuencia, de la mentira, la prepotencia, la trampa, la intriga, el ajuste de cuentas y, en general, del crimen sin castigo. En eso lo ha convertido la mafia caviar.
Transformado en imperio de los caviares, acá se impone tanto el asesinato personal como el cívico, como mecanismo para gobernar cuyo resultado se refleja en un país donde, diariamente, muere gente por hambre, desesperación; o por el balazo disparado por algún sicario de la, institucionalizada, camorra caviar que, al final del día, es la que decide quien vive y quien muere; quien gana y quien pierde; o quien gobierna y/o quien no en este país. No es exageración, amable lector. Es la descarnada síntesis de la realidad. Este es el país que ha fabricado la camorra de excrementos humanos denominada caviares que, desde inicios de siglo, tiene secuestrado el poder no en función del voto popular, sino a base de imponer la extorsión política como sistema de gobierno.
Al amparo de este inframundo, los caviares nos impusieron a corruptos en serie, de la dimensión de Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Susana Villarán, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Pedro Castillo. Además, detrás de estos a una tropa de camorristas como José Graña, capaces de vender su patria a imperios del mal como el de Odebrecht, entre otros emporios que se levantaron en peso al Perú de la mano de esbirros como el ex Fiscal de la Nación Pablo Sánchez Villanueva o miserables como Rafael Vela Barba, Domingo Pérez Gómez y siguen firmas. Por último, no por ello menos grave, de vendepatrias como Gustavo Gorriti, cabeza visible de las ultracorruptas oenegés enclavadas criminalmente en la Justicia de este país.
El Perú no puede, ni debe ni quiere seguir siendo esa alcantarilla en la que lo han convertido los gorritis que dirigen la maquinaria politizadora de jueces y fiscales del Perú. Nuestra Justicia, cada día que transcurre retrocede seriamente. ¡La infección caviar que la consume hay que cortarla de cuajo! Nuestra situación sociopolítica, económica y jurídica ya llegó a extremos. Cualquier explosión social, levantamiento político –o una rebelión judicial– podría presentarse mañana mismo en proporciones impensables, y no habrá quien la sofoque.
Quedan a salvo, todavía, el poder Legislativo; infiltrado, pero aún no copado por la camorra caviar; el poder Ejecutivo, sumido en una incalificable nube de desconcierto y mediocridad; el poder Judicial, contaminado en altísimo grado por la intromisión de la inmundicia caviar; por último, el Tribunal Constitucional, recientemente afianzado por la elección del tribuno Pedro Hernández. La primera tarea de este cuarteto fundamental para nuestra Democracia y Estado de derecho, es remover a TODOS los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ); e inmediatamente, el Legislativo deberá elegir a nuevos integrantes de la JNJ; gente ajena, distante a la inmundicia caviar que ahora mantiene secuestrado al Perú. Sólo de esta manera el Estado peruano podría salvarse de colapsar, finalmente derrotado por el hampa que sigue operando bajo el alias “los caviares”.
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