Fuerza Perú, sí hay luz al final del túnel

A pesar de tener a toda la nefasta maquinaria electoral en contra y con un final de foto, Rafael López Aliaga parecería ser el virtual ganador a la alcaldía de Lima. Podremos discrepar de sus formas o de su exagerada religiosidad, pero ha demostrado ser un hombre muy tenaz, al que la derrota no lo amilana, decidido a participar en política y hacer cambios en beneficio del país, Tiene auctoritas y firmeza, exactamente lo que necesita una ciudad tan caótica como Lima. Ha quedado comprobado que no es ningún pusilánime y que tiene el norte muy claro, esperemos que sus detractores lo dejen trabajar.

Nauseabunda la campaña de demolición que se le hizo, avalada por el Gobierno que debe estar de luto por la derrota de Forsyth. Progres y comunistas unidos en el dolor. Cientos de puestos de trabajo y consultorías se les escaparon de las manos. Y, ¿es que hemos perdido toda memoria? Forsyth no solamente tiene una pobrísima preparación, sino que en octubre de 2019 renunció a la alcaldía de La Victoria para participar en las elecciones presidenciales del 2021, en una absoluta falta de respeto por aquellos que le votaron. El papel aguanta todo, especialmente planes de gobierno populistas e inviables, por ello tenemos que ser muy escrupulosos y únicamente confiar en trayectorias, logros y capacidad de ejecución. ¿Qué ha hecho Forsyth por la vida además de ser un arquero mediocre? Nada. Por ello no me explico que casi el 20% de electores limeños lo hayan preferido. Es una prueba más que el voto es emocional y que prevalecen las imágenes al contenido, vale decir, a la gente le da pereza enterarse; votos que se deciden en la cola o por el mal consejo de otro desinformado.

Inaceptables las excusas de la ONPE para justificar que el logo de RP en las cédulas de votación de Lima se hayan impreso con una intensidad bastante menor a la del resto de candidatos. Responsabilizan al propio partido por no haber participado en las pruebas de color cuando la ÚNICA responsable del control de calidad es la propia ONPE, que aparentemente habría actuado con dolo, quizás gracias al encargo de algún bolsillo generoso. Gran diferencia con las cédulas de las elecciones presidenciales del 2021 donde el símbolo era perfectamente visible. Estoy segura de que se ha tratado de un “error” con nombre y apellido. Tiene que investigarse y sancionarse aun cuando finalmente triunfe RLA.

López Aliaga no puede hacer borrón y cuenta nueva respecto de proyectos ya priorizados como la construcción del puente Huaycoloro (San Juan de Lurigancho) y el Puente Inca Moya en Cieneguilla. Hablará muy bien de él que continúe con las escasas obras de su antecesor, pero sobre todo que cumpla con: la implementación del servicio de aguas limpias en las zonas periféricas de la capital, el servicio de tren Chosica-Lima y Callao y un excelente plan para combatir la delincuencia y la inseguridad ciudadana, con asesoría de expertos del exterior.

Respecto de esto último, es esencial romper con el paradigma que solo un militar gritón e irrespetuoso tiene la capacidad de derrotarla. Urresti ha sabido capitalizar el miedo en tiempos cada vez más violentos, pero este no es el único problema de Lima. Además, tiene detrás a Podemos Perú, un partido joven y de dudosa reputación, cuya inscripción en el 2018 estuvo plagada de irregularidades y cuyo “zar” José Luna Gálvez no se caracteriza por su transparencia y rectitud.

Señor López Aliaga, ojalá siempre se le recuerde como el “alcalde de los cerros”. Humildad, empatía, liderazgo y mucha suerte.

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