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Fujicerronismo

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Fecha Publicación: 06/11/2021 - 22:25
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Tengo vivo el recuerdo de esa segunda semana de septiembre de 1994 cuando, en nombre de la revista OIGA, participé en Managua, Nicaragua, de un seminario para periodistas con kilométrico título: “Rol de los medios de comunicación en el proceso de transición y consolidación democrática en América Latina”.

En realidad, el interés central de los organizadores –el Instituto Interamericano de Derechos Humanos con sede en Costa Rica– solo era el proceso de transición política de Centroamérica que por entonces se deshacía de sus regímenes dictatoriales. En este encuentro, intervino como expositor Carlos Alberto Montaner, el célebre disidente cubano de la dictadura castrista y abanderado liberal cuya voz era y es satanizada por el periodismo progre de la región.

Montaner fue directo y claro: el gran problema de las democracias recuperadas serían las opciones comunistas (aplastadas hasta el tuétano cinco años antes por el simbólico derrumbe del muro de Berlín) que buscarían a toda costa disfrazarse de creyentes en el sistema burgués de libertades, apropiándose en primer lugar del lenguaje de los pueblos. “El comunista diseña conceptos, crea clichés, pone nombre a los acontecimientos y uniforma el modo de expresarse para que todos hablen igual. Será su interés prioritario”, advirtió el escritor.

Siempre tuve en cuenta el presagio de Montaner cuando vi cómo iban consolidándose ciertos enunciados de la izquierda, los cuales eran repetidos animosamente por muchos de mis colegas: la persecución judicial a los delincuentes que destruían propiedad pública y privada en una algarada popular empezó a llamarse “criminalización de la protesta”. Al combate contra el terrorismo que irrumpió para socavar nuestro naciente estado de derecho en 1980, lo llamaron “conflicto armado interno”.

Y por supuesto, nos han hecho arribar a ese arroz con mango que denominan “lenguaje inclusivo” para, supuestamente, no discriminar a las mujeres en nuestras locuciones diarias. Solo cabe adherir a lo dicho por el premio Nobel Mario Vargas Llosa: “Hay que combatir los prejuicios, hay que promover a las mujeres, sin duda. Pero desnaturalizar el lenguaje porque se considera machista es una estupidez que de ninguna manera voy a aprobar”.

Sobran los ejemplos. Y ahora, con esa habilidad innata para caricaturizar los hechos, ha inventado el impactante nominativo “fujicerronismo”, refiriéndose a la coincidencia de votos entre la bancada de Fuerza Popular y la facción adicta a Vladimir Cerrón de Perú Libre para negarle la confianza al gabinete de Mirtha Vásquez.

“Fujicerronismo” hace pensar a cualquiera que voceros de ambos grupos se reunieron, debatieron, acordaron y se abrazaron para perjudicar a Vásquez. Sugiere un pacto, entendimiento, propósitos comunes. Incluso hasta decisiones futuras tomadas en armonía.

El disparate es intrínseco, pero estoy seguro que –como las frases citadas y otras– ganará la charla común de los ciudadanos de a pie. El genio de la propaganda nazi Joseph Goebbels describía el “principio de orquestación” así: ““La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente”. Goebbels vive.

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