¿Fujimori Presidente?

La semana pasada fue una semana de esas movidas, políticamente hablando. Se lanzaron al ruedo figuras que hace tiempo deshojan margaritas y coquetean con todos y con nadie.

Es el caso del empresario Carlos Añaños, quien anunció su afiliación al partido Perú Moderno. Muy apurados, al día siguiente, el PPC anunció a través de su vocero, Javier Bedoya, que irían juntos (PPC - PERÚ MODERNO) de cara a las elecciones del 2026.

No pasaron ni veinticuatro horas y Alberto Fujimori nos sorprendió con un video firmando una ficha de afiliación (al propósito, sin número) al partido Fuerza Popular.

Si bien es cierto el día 12 de julio del presente año, es el último plazo para que los interesados a postular para representantes políticos se afilien a los partidos, no deja de extrañar la coincidencia. Si bien es cierto, Fujimori ha sido indultado, su postulación da para mucho debate legal, para comenzar.

No hay duda que el fujimorismo goza de gran arraigo popular, pero es necesario que sus dirigentes acepten que la figura de Fujimori ya debe pasar a ser la del fundador que cambio la historia del país y con esto permitió el desarrollo económico del Perú.

Sin embargo, ya transcurrieron 34 años desde que Alberto Fujimori inició un movimiento político en el cual han participado destacados profesionales que hoy en día deberían, por méritos propios, estar voceados para las internas presidenciales de Fuerza Popular y, sin embargo, los hemos visto desaparecer poco a poco de la dirigencia emblemática del fujimorismo.

Nada le hace más daño a Fuerza Popular y a la vida política nacional que perpetuar una casta familiar en los grupos políticos. Es antidemocrático, anacrónico, discriminatorio, anti competencia, todo aquello que va en contra de estimular a los buenos peruanos que tienen algo que aportar a la patria.

Alberto Fujimori tiene casi 86 años de vida, el 2026 tendrá 88, y aunque lúcido y con liderazgo, el Perú necesita de un presidente que vuelva a caminar los caminos que él caminó, que cruce los ríos que el cruzó, y que tenga la suficiente valentía para tomar las decisiones que él tomó. Hoy su papel tendrá que ser otro, quizás tras bambalinas.

En mi opinión una Martha Moyano que ha sabido perpetuarse en las bases fujimoristas y es ejemplo, le guste a quien le guste, de lo que debe ser la evolución de un político, debiera hace rato ya ir asomándose a las grandes ligas.

Esperemos que los dirigentes de Fuerza Popular acepten que el legado fujimorista va más allá de las figuras de Alberto y Keiko, y puedan comenzar a reconocer capacidades en otros líderes de su partido.

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