Fútbol y literatura
Desde que apareció la civilización de masas, algunos escritores, poetas, la sociedad misma, conectó fútbol con literatura. En el Perú son conocidos los nombres de algunos equipos de ese deporte de la primera división, César Vallejo, Garcilaso, Melgar. Menos sabido es que hay poetas que han dedicado textos poéticos, el más hermoso de todos, Polirritmo dinámico a Gradín, jugador de fútbol, poema de los años veinte de Juan Parra del Riego. En una ocasión, en un teatro de Montevideo, la excepcional recitadora Berta Singerman, ya en la década del sesenta del pasado siglo, dijo con su afinada voz ese texto. En la cazuela estaba entre los espectadores, Eusebio Gradín, el célebre goleador, que no sabía de la existencia de esa poesía y rompió a llorar. Otros poetas peruanos que han escrito versos al fútbol, son Carlos Germán Belli y Arturo Corcuera. No en vano Sergio Markarian, el célebre entrenador decía que de las cosas que existen en el mundo menos importantes, la que gusta a millones de personas es el fútbol. Y Vicente Feola, el creador de la dupla Garrincha, Pelé, solía reflexionar sobre la selección de Brasil y concluía que el problema de equipo era que tenía veintidós futbolistas y cien millones de entrenadores. Parra del Riego, Belli y Corcuera, aciertan pues, sacando la poesía de las bibliotecas y llevándola a respirar en el aire fresco de las multitudes en los estadios.
Viéndolo de otro lado, si el fútbol es tal popular y a través de él muchas personas se enteran de la existencia de gente importante estructuralmente para la cultura del país, como Vallejo o el inca Garcilaso, cuando se enteran de la existencia de tales personas en la escuela o en las conversaciones, probablemente se interesen por saber algo más de la poesía o la narrativa del personaje. Nadie puede negar que Melgar, Vallejo y Garcilaso, son intelectuales que son muy conocidos en el gusto popular. No estamos diciendo que la razón única es fútbol, pero sí que ese deporte tiene un papel muy decoroso.
Conocemos, de otro lado, un célebre poema de poeta español Rafael Alberti, dedicado al guardameta de la selección húngara Franz Platko.
Fue la vuelta del mar,
diez rápidas banderas incendiadas,
sin freno. Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta. Azul heroico y grana,
mandó el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas, rotas alas,
combatidas, sin plumas,
encalaron la yerba.
Y el aire tuvo piernas, tronco, brazos, cabeza.
iY todo por ti, Platko, rubio Platko de Hungría!
Y en tu honor, por tu vuelta, porque volviste
el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario el viento abrió una brecha.
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