¿Gabinete de concertación o confrontación?

Ha juramentado el nuevo gabinete ministerial con el señor Cateriano, ex primer ministro humalista, a la cabeza del actual, provocando un escenario que fácilmente podría considerarse una extensión de aquel gobierno al actual.

Durante su gestión anterior el señor Cateriano jamás tuvo actitudes de conciliación democrática en pro de la gobernabilidad, sino que, al contrario, su desenvolvimiento fue drásticamente confrontacional.

No obstante, esa actitud frente a sus opositores, no mostró el mismo coraje al interior del gobierno del señor Humala, sometiéndose al poder de la entonces primera dama Nadine Heredia, hecho demostrado con la famosa frase “tengo luz verde de Nadine”, a sabiendas que estaba trastocándose el orden constitucional y, por ende, institucional.

Tampoco sus actos de gobierno fueron del todo transparentes y hasta la fecha no hemos recibido una adecuada y razonable explicación sobre la compra de un satélite a un costo muy elevado cuyo beneficio nadie sabe en qué consiste.

Si hacemos una lectura política a partir de la situación actual, es evidente que él ha sentido el impacto social en contra por su fracaso frente al Covid-19 y el desastre económico en el que nos ha metido, resultando evidente su intención de no perder su posición de dominio institucional sobre el Congreso, la Fiscalía, el Poder Judicial, la Junta Nacional de Justicia, el Jurado Nacional de Elecciones, el Tribunal Constitucional, entre otros, avalado por todos los grupos de la izquierda radical y no radical.

Como toda esta estructura de poder se ha construido desde el gobierno del ex presidente Toledo hasta el gobierno actual y siendo ya evidente la infiltración de la izquierda en todos los estamentos del Estado, no sería aventurada una hipótesis de trabajo sobre la probable intención de este régimen para colocar a un heredero en el poder en las elecciones del año próximo.

El peligro es que no conocemos qué ideología estaría impulsando este tránsito autoritario para el control del poder con Vizcarra o sin él, porque también ya es notoria la presencia de un poder en las sombras del que sabemos muy poco.

Este nuevo gabinete, por el plazo que le queda, no resolverá los grandes problemas que nos aquejan, ni en seguridad ciudadana, ni en evitar el incremento de la extrema pobreza, la pérdida masiva de puestos de trabajo y el empobrecimiento infame de la población peruana, de modo que la única hipótesis posible es la conducción política para un endose de poder.