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Gabinete de guerra (pero contra el populismo)

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Fecha Publicación: 21/07/2020 - 19:50
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El presidente Martín Vizcarra, sin lugar a dudas, ha conformado un gabinete de guerra liderado por el virulento Pedro Cateriano. ¿Y quién es el enemigo a combatir? Tendría que ser el populismo que ha infectado al Ejecutivo y Legislativo. Cateriano debe canalizar su furia antifujiaprista para enfrentar a las propuestas demagógicas que Vizcarra ha enarbolado sin problemas, como imponer más impuestos a los ricos, expropiar las clínicas privadas o impulsar la eliminación de la inmunidad parlamentaria. Como recordará el lector, el anterior equipo de ministros, encabezado por el guevarista Vicente Zeballos, le hacía ascos al sector privado por pura ideología: jamás concilió con el empresariado para recibir donaciones de oxígeno y respiradores mecánicos. Recién, ya con los rojos del gabinete en la calle, vemos que Southern ha podido entregar oxígeno para Arequipa y la Confiep ventiladores al Minsa. En su primera entrevista televisiva, Pedro Cateriano manifestó que es el sector privado el que genera riqueza, a la vez que anunció que se destrabarían proyectos mineros. Buen mensaje. Es urgente, pues, que funcione Tía María porque los precios del cobre están al alza. Sin la minería, no hay ninguna reactivación económica a la vista.

Una vez que ordene las cosas en casa, Cateriano debe -y esto es lo más complicado tomando en cuenta su carácter belicoso- dialogar con los diferentes grupos parlamentarios para bloquear las iniciativas populistas que se gestan entre gallos y medianoche e intentan perforar la Constitución. Hablamos, por ejemplo, de la propuesta para devolver los aportes de la ONP (¡como si se tratasen de fondos individuales!), la de establecer un porcentaje mínimo del PBI que se debe destinar para la educación en la Carta Magna (¡cuando los congresistas no tienen iniciativa de gasto!), la que promueve el control de precios (¡solo incentiva el mercado negro!) o la que elimina la inmunidad de la mayoría de altos funcionarios y los deja desprotegidos ante denuncias chicha. Y no seguimos porque se acabaría este espacio. La tarea no es fácil porque Martín Vizcarra decidió no tener representación en el Parlamento (los moraditos son nimios), así que, ante la ausencia de una bancada oficialista, son los ministros y viceministros los que deben defender con garras y colmillos el modelo económico. Afortunadamente, no habrá problemas ideológicos en este sentido, porque, como bien apunta A. Mariátegui, Cateriano no es caviar, sino más bien un vargasllosista; ergo, un liberal.

Y parece que los neomarxistas adictos al régimen vizcarrista no sabían que el flamante premier antialanista no era rojo (el enemigo de tu enemigo no necesariamente es tu amigo), porque ya muchos de estos tuiteritos (y algunos legisladores sin materia gris) están chillando por la designación -por mencionar un caso- del ministro de Trabajo. ¿Su pecado? Venir del sector privado. A llorar al río...