Gestión controversial de los alcaldes
Los electos alcaldes en el país no han cumplido los 100 días que es cuando se acostumbra evaluar su gestión. Sin embargo, sus iniciales actuaciones son muy distintas, algunas controversiales pero de enorme impacto, como es el caso de los burgomaestres de Miraflores y La Victoria.
El alcalde Luis Molina empezó por darle un golpe certero a la informalidad y el escándalo de la famosa “calle de las pizzas”, conocida por causar malestar a los vecinos y por haberse convertido en un lugar donde los excesos de muchos de los que asistían a divertirse la convertía en un verdadero antro, peligroso para la seguridad ciudadana.
Después, Molina les dio un plazo a los “cambistas ambulantes”, que a vista de todos y sin que el Ministerio de Interior se inmute realizan su comercio de compra-venta de dólares y otras monedas extranjeras, en las calles. Los peruanos nos hemos acostumbrado a que estos personajes, que suelen portar fajos enormes de billetes en las manos, mostrándoselos a los transeúntes, sean parte del paisaje.
A juzgar por la actuación de las fuerzas del orden, no les llame la atención ni les molesta esta actividad ilegal y sumamente peligrosa, para cambistas y transeúntes. ¡Cuántos transeúntes han sido heridos y muertos por una bala perdida que iba hacia los cambistas! ¡Cuántos cambistas han sido asaltados, heridos y muertos por la delincuencia común!
Otra medida del alcalde Molina ha sido la propuesta de prohibir en el distrito que vayan dos personas o más en una motocicleta. ¿El motivo?: las estadísticas policiales. Los asaltos y asesinatos “al paso” se multiplican y se facilitan con el uso de este vehículo. En ella, los delincuentes, con mucha rapidez, pueden cometer sus fechorías y huir velozmente.
Por otro lado, el alcalde de La Victoria, George Forsyth, ha emprendido una lucha frontal contra las mafias y las bandas de delincuentes, cara a cara. Ha prohibido el comercio ambulante en el emporio textil de Gamarra y alrededores, dando lugar a una lucha diaria contra el delito y la informalidad.
Las acciones de estos alcaldes no están exentas de controversias; por ejemplo, los representantes de los motociclistas han protestado por la decisión de Molina, y hasta dicen que la medida estaría en contra de la “libertad de tránsito” y sería inconstitucional. Hay que recordar que el derecho a la vida y seguridad personal está por encima de otros derechos, y mientras la delincuencia se valga de las motos para facilitar sus fechorías, vale la alternativa, al menos por un plazo de tiempo.
Se pueden discutir las medidas de estos alcaldes, pero “a grandes males, grandes remedios”, si la vida es la que está en juego, las medidas que están tomando son de aplaudir; para hacer “tortillas, hay que romper huevos”.
Otra cosa es lo que sucede con el alcalde de Lima, que ha caído cinco puntos en un mes, según la encuestadora Pulso Perú; le falta acción y los vecinos lo han notado poco tiempo. Gobernar las ciudades y, sobre todo, la capital del país, está reñido con las quejas y los lloros sobre supuestos errores del pasado. Necesario es mirar “Adelante”.