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Golpe

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Fecha Publicación: 14/09/2023 - 22:10
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Esta semana se ha conmemorado el aniversario número 50 del golpe de Estado que el general Augusto Pinochet le propinó al marxista Salvador Allende en Chile. Existe una narrativa en la que todos los golpes de Estado son malos. Esto es falso. La historia universal brinda varios ejemplos concretos. El golpe de Estado del rey Víctor Emanuel III contra Mussolini del 25 de julio de 1943 para terminar con el fascismo en Italia y sacarla de la alianza con la Alemania nazi para poner fin a la guerra es uno de esos ejemplos. Otro es la Operación Walquiria en la que un grupo de oficiales aristócratas de alta jerarquía atentó contra Hitler en su Guarida del lobo en Prusia Oriental el 20 de julio de 1944 a fin de deshacerse del führer. Fracasó.

Los patriotas pensaban dar por concluida la guerra y llevar a Alemania a una democracia. Más recientemente otro golpe de Estado fallido fue el del rey Constantino de Grecia que trató de remover a los coroneles que habían dado un golpe de Estado fascista en 1973. El pueblo le dio la espalda a Constantino por no condenar ese golpe y no lo apoyó en el suyo. Fue exiliado. Como puede verse, todos estos golpes de Estado exitosos o fallidos fueron para restaurar la libertad y la democracia en sus respectivos países.

De ahí se sigue que aquellos golpes de Estado que toman las armas para restituir la libertad que se puede medir concretamente y no es una entelequia son en sustancia buenos. Pueden durar años hasta que se logre el objetivo, pero una vez terminada la emergencia o muerto el dictador el país regresa a gozar de las libertades democráticas que el golpe se proponía. Esos fueron los casos de la dictadura de Franco y de la de Pinochet.

Hoy España y Chile viven en los antípodas políticas del golpe que logró restablecer las libertades que han permitido a la izquierda volver al poder, turnándose con la derecha. Distinto es el caso de los golpes de Estado o las dictaduras comunistas y marxistas. Estas se hacen en nombre de la “igualdad” que es una entelequia utópica y que como es imposible, las dictaduras duran para siempre. Allí no hay un estado de emergencia transitorio para restaurar las libertades democráticas. Lo que hay son dictaduras interminables habida cuenta que la excepción se hace regla para alcanzar una situación que nunca va a llegar como la igualdad.

El golpe de Estado de Pinochet en Chile logró el objetivo democrático al perder el dictador un plebiscito que las FF.AA. aceptaron. Allende pretendía también dar un golpe marxista (fue puesto fuera de la ley por la Corte Suprema y el Congreso) al estilo cubano y ya sabemos cómo esa dictadura va a cumplir casi 70 años sin visos de salir del poder. La moraleja: no deslegitimar todos los golpes sin tener en cuenta su objetivo. Los que aspiran a restituir a la libertad son buenos aunque se extiendan en la emergencia. Los que se dan en nombre de la igualdad son malos porque no acaban nunca.

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