Gonzales Posada, el comienzo y el fin del siglo veinte
Luis Gonzales Posada ha postulado la idea de que el siglo XX peruano comienza en 1923. Estoy de acuerdo con él. No obstante, en este artículo complemento tal idea, encapsulo aquel tiempo político, y formulo la siguiente hipótesis: nuestro siglo XX, político y cultural, se inicia el 23 de mayo de 1923 y culmina el 5 de abril de 1992. Volveré, brevemente, sobre mi hipótesis en el siguiente párrafo. Prosigo con el libro fascinador de quien es el más importante canciller aprista. Aquí la ficha técnica: Luis Gonzales Posada Eyzaguirre (2022): 1923.
El comienzo. Lima: Metanoia Editores. Aquí la fundación del siglo XX, o los hechos y la valoración del 23 de mayo de 1923: el estudiante sanmarquino Víctor Raúl Haya de la Torre, desde la Universidad Popular González Prada, convoca a la sociedad a congregarse y protestar ese día porque el presidente Augusto B. Leguía pretendía consagrar al Perú, y sus poderes públicos, al Sagrado Corazón de Jesús.
Por supuesto que, en ceremonia previa, Leguía ya se había consagrado el mismo, y su investidura presidencial, al corazón de Jesucristo. La convocatoria a la reprobación popular giraba, básicamente, en torno a dos razones: una pura, que consistía en exigir el respeto a la bifurcación moderna entre Estado e Iglesia; y una práctica, que consistía en oponerse a la reforma constitucional que haría posible la reelección presidencial de Leguía. Participaron de la gesta política, obreros, estudiantes, y agentes de las diversas expresiones sociales, profesionales, y académicas.
Tanto para quedar atados pasajeramente, por unos días, en la protesta social; como para quedar soldados permanentemente, por décadas, en el Frente Único de Trabajadores Manuales e Intelectuales y, por supuesto, en el Apra y en los otros partidos de tradición de izquierda. Es que, en aquel día, y en los dos días siguientes, irrumpió en el país un nuevo sujeto político, poseedor de una misión histórica: “la masa”. Bien visto, en la Casona de San Marcos se fundan los siglos XIX y XX del Perú: dentro del claustro, en 1821; y fuera del claustro, en 1923, cuando Manuel Vicente Villarán, entonces rector de San Marcos, cruza la puerta de la universidad para acompañar en las calles a Haya de la Torre, y producir la primera gran manifestación popular del Perú.
Surge, sellada en sangre, la alianza obrero estudiantil, pues caen asesinados el obrero Salomón Ponce y el estudiante Manuel Alarcón Vidalón. Por la noche, los estudiantes logran retirar los cadáveres de la morgue, para llevarlos a velar a San Marcos. Del claustro universitario también parte el primer funeral popular del país.
En el estudio preliminar del libro, el historiador Hugo Vallenas expone la lógica interna del libro de Gonzales Posada: el inicio del siglo XX habría sido principalmente la eclosión y el conflicto de tres fenómenos políticos que iban en sentido opuesto al de la oligarquía tradicional. A saber, el proyecto industrialista de Leguía, el proyecto social católico del arzobispo Emilio Lissón y Chávez, y el proyecto revolucionario de Haya de la Torre.
Aquí la culminación del siglo XX, o los hechos y la valoración del 5 de abril de 1992: aquel día pudo ser nuestro Muro de Berlín. Marcó el final de una época. Alberto Fujimori no solo disolvió el Congreso, sino que disolvió un siglo. Entre nosotros se derrumbaron algunas certidumbres y querencias entrañables: principalmente, Haya y Mariátegui como luces en cuyos altares se iluminaron por siete décadas la política y la vida de los peruanos; las ideologías pretendidas científicas; la política teleológica de los programas máximos y máximos sacrificios; la masa como humus histórico, capaz de lograr la resurrección, los partidos verticales autodefinidos como vanguardias esclarecidas, algunos de los cuales se creyeron únicos capaces de salvar al Perú; la acción política necesaria, asumida como definitoria de nuestra ciudadanía.
Nuestro siglo XX fue fundado por la masa, contra la policía; pero habría caído por un acto de poder, porque, por ejemplo, en el caso de San Marcos, al Che Guevara se lo llevó la policía. Por supuesto, al siglo XX le ha sobrevivido una poética: es que el discurso de Haya de la Torre, del 23 de mayo de 1923, aún constituye el microrrelato político más importante de la historia: “El quinto, no matar”.
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