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Gorbachov y Elizabeth II

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Fecha Publicación: 06/11/2022 - 23:35
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Pasadas las instancias del duelo, hoy podemos examinar con serenidad el legado de dos grandes personalidades que dejaron su estampa en el Mundo moderno. Mijaíl Gorbachov y la Reina Elizabeth II han fallecido, pero no ha dejado de existir su vigencia.

Fueron personalidades muy diferentes. Gorbachov venía de una familia pobre, tuvo que luchar su ascendencia al poder en una nación compuesta por varios países, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que enfrentaba dificultades. Tanto internas como en el plano internacional Gorbachov salvó Rusia con un plan de modernización, deshaciéndose de antiguas hipotecas políticas, como la ocupación de Alemania y otros países europeos. Facilitó, luego de la caída del muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría. Vivió algún tiempo en Alemania, donde lo llamaban con distante afecto, Gorbi, pero no recibió el reconocimiento ni respeto que él esperaba. Creó una fundación política. Se afanaba en recaudar fondos para esta iniciativa. Quedó pobre.

Tuve una larga e interesante conversación con el ruso en el 2010 cuando se encontraba en la etapa de hacer una revisión de su vida, y se preguntaba la razón por la cual tenía tan poco reconocimiento en Occidente como en su propio país. Se interesó entonces de modo especial por mi experiencia en Cuba. Quería saber de qué modo pude convencer a Fidel Castro para que dejara salir del país a ciento veinte mil cubanos, así como cuál fue la razón por la cual –desafiando a Castro- acogí en la embajada del Perú a mi cargo en 1980 a más de diez mil cubanos.

Tan gravitantes en el acontecer internacional y con mayores éxitos que los rusos son los británicos. Una nación tan singular que se manifiesta a través de varios países que la integran, con variaciones objetables, así como admirables. Es curioso el comportamiento insular, en el que el error se tamiza con el humor, y las formas son usadas a extremos para fomentar el prestigio. Las ceremonias fúnebres en torno a la reina Elizabeth II se extendieron por todo el mundo con gran despliegue y cobertura. Las pompas, de acuerdo a las circunstancias, demuestran el excelente manejo del protocolo, la heráldica y hasta la vexilología, en favor de una monarquía que personificó, magníficamente, la fallecida reina.

En tanto que Gorbachov fue el gran reformador, la reina Elizabeth fue la gran conservadora. Tenía que mantener la unidad de una familia algo dispersa en conductas individuales. Así como también conservar una fortuna. Llegó al poder por una suma de hechos casuales, y no tuvo, a diferencia del ruso, que luchar para obtenerlo ni para no perderlo. Pudo reinar hasta el último día de su vida.

Tuvo los ingresos posiblemente más altos del mundo con casi 98 millones al año. Según la revista Forbes, especializada en fortunas, la reina había acumulado más de 500 millones, coleccionaba, entre otras cosas, coches de lujo. Por ello y mucho más, Ia monarquía tiene simpatía y detractores. Los alemanes cultos –la monarquía emparentada– miran de reojo el hecho de que Elizabeth ll no pudo frenar a Churchill en su afán de bombardear ciudades civiles alemanas y aliarse con los comunistas soviéticos. Otros reprochan que la reina tampoco tuvo poder para limitar a la impetuosa Thatcher en su aventura de agredir militarmente a Argentina gobernada por un general que le había declarado la guerra al comunismo.

Ambos personajes, la Reina Elizabeth y Mijaíl Gorbachov, que desearon un mundo mejor, merecen ser recordados con el mayor respeto.

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