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Gorriti al banquillo ¡ya!

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Fecha Publicación: 12/02/2024 - 23:00
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Tras dos décadas de sometimiento, los caviares aún no se dan cuenta de que el Perú ya les ha dicho basta. Basta de gente con dogmas de vida enfermizos basados en el complejo de inferioridad, la exacerbación del personalismo, y el afán de lucro de sus participantes, seguros de su superioridad intelectual ante una sociedad como la peruana, ajena al odio social, al divisionismo y a la idolatría al líder, como dicta la secta caviar que persiste en instalarse en el Perú a través de popes mesiánicos como Gorriti. Un sujeto metido de pico y pata en cuanta porquería se conozca en la política durante al menos 24 años, en los cuales su camarilla ha hecho y deshecho con nuestro país. Particularmente en el poder Judicial y su apéndice, la Fiscalía de la Nación.

Gorriti ha sido ampayado con las manos en la masa, urdiendo tramas criminales. Porque, amable lector, el delito se transforma en crimen cuando sus efectos afectan a toda la nación. Como el caso que comentamos. Donde Gorriti ha tramado convertir la sociedad peruana en otra reñida con la verdad pero, sobre todo. con la moral. Su intervención personalísima durante un operativo de la Fiscalía en las oficinas de su oenegé, Instituto Prensa y Sociedad IPYS, lo pinta de cuerpo entero. El Fiscal que tuvo a su cargo el operativo asistió acompañado de profesionales del Ministerio Público, premunidos de todas las autorizaciones e instrucciones de sus superiores, conscientes de que se toparon con una vaca sagrada protegida por la cúpula viciada del Ministerio Público, controlada por la casta caviar. El prepotente Gustavo Gorriti, acostumbrado a poner contra el piso a los mandos medios e inferiores de la Fiscalía de la Nación, llamó por su teléfono móvil al celular del entonces Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, para advertirle que no estaba dispuesto a tolerar la intervención de ningún representante del Ministerio Público. Ante lo cual, el Fiscal de la Nación le respondió “no se preocupe”. ¡Todo quedó grabado telefónicamente! Acto seguido, el mismo Pablo Sánchez llamó por teléfono al Fiscal encargado del operativo en las oficinas de Gorriti y le espetó: ”Retírese o aténgase a las consecuencias”. ¡Allí acabó todo! ¿Cómo es posible que un sujeto de esta calaña se atreva a llamar y amenazar al Fiscal de la Nación? ¿Qué hace Gustavo Gorriti dictando cátedra en la Fiscalía, en la Junta Nacional de Justicia, el poder Judicial, tratando temas de Estado sin que nadie le ponga freno?

Recientemente la Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, acabó cesada porque su asesor, Jaime Villanueva, contó una historieta sobre ella. Hoy Villanueva denuncia a Gorriti narrando sus ilicitudes dentro de la Fiscalía. Aplicando la misma lógica que con Benavides, en el caso Gorriti la Fiscalía debe denunciarlo ante la JNJ, exigir su cese y demandar que sea imputado, procesado –y aguardamos que condenado– con máximo rigor, por manosear y secuestrar durante veinte años el sistema de Justicia del Perú. ¡Esto lo demanda unánimemente la sociedad peruana, harta del dominio fáctico de la Justicia por la mafia caviar!

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