Grave perspectiva nacional e internacional
La perspectiva nacional no es buena. Por no decir que se presenta sumamente peligrosa. Empezaremos reiterando que quien preside el país fue ministra y a la vez vicepresidenta del sátrapa Castillo. Y poco o nada ha hecho para coger al toro por las astas, no destituyendo a la totalidad de afiebrados malandrines a los que su antecesor incrustó en múltiples reparticiones públicas. ¡Todo cambió para no cambiar! Por si aquello fuera poco, doña Dina Boluarte propuso que se adelanten las elecciones para finales de este año.
Iniciativa de inmenso riesgo para el futuro del país, pretendiendo que el pueblo elija nuevas autoridades en pleno Tsunami social. Como el que gatilló Castillo, con su secuaz Aníbal Torres y su amiguita Betssy Betzabel, poniendo en marcha la insurrección nacional que planearon a través de aquellos centros de adoctrinamiento para la "sublevación sanguinaria de los pueblos", conocidos como los "consejos descentralizados de ministros", costosísimos aquelarres pagados por los sufridos contribuyentes.
En tres meses de gestión, fueron mucho más los ruidos que las nueces lo que comprobamos como resultados del gobierno del régimen Boluarte. Demasiada verborrea y muy escasos resultados. Si bien ha bajado la inestabilidad política –la verdad es que aquellos primeros 45 días fueron gravísimos- quedan huellas palpables de que el embrión terrorista permanece incólume en Puno.
Y el país no puede ni debe seguir soportando este foco rebelde en Bolivia, estando en plena zona fronteriza con un país desconfiable, que forma parte de la cadena comunista internacional a cargo de someter al Perú a la férula cubano-chavista.
Sin embargo, existe otro ingrediente peligroso que rodea el turbio ambiente que embarga al Perú. Nos referimos a la inestabilidad económico/financiera, tanto interna como externa. Empezamos el año 2023 con una caída de la producción nacional del 1.12 % respecto al mismo mes del año anterior. Según el INEI, fue como consecuencia de los conflictos sociales, las paralizaciones laborales, los bloqueos de carreteras, el cierre de los mercados, el impedimento del tránsito libre de las personas y mercaderías. Si bien ahora -salvo el caso de Puno- los paros y conflictos han disminuido, continúa el bloqueo de carreteras en varias partes del territorio.
Lamentablemente, hoy el Perú soporta inconmensurables daños producto de las inclemencias climáticas, cuyo costo hasta ayer sumaba unos S/ 18,000 millones. A esto agreguemos la preocupante crisis financiera internacional.
La escena es explosiva. Porque el deterioro económico beneficia a la izquierda a la que no logra convencer Boluarte.
En gran medida, por culpa suya. Porque, indirectamente, sigue protegiendo a los protagonistas del que fuera su gobierno anterior. Es incapaz de inculpar firmemente a Castillo, tanto como responsable del golpe de Estado como por los gruesos hechos de corrupción que le imputa la Fiscal de la Nación, con pruebas fehacientes. En consecuencia, si Boluarte no da un giro copernicano y pone las cosas en su sitio, la crisis socioeconómica nos carcomerá de cuajo y definitivamente acabará arruinada nuestra nación. ¡Y finalmente, hacerle caso al canto de sirenas del adelanto electoral implicaría el absoluto, irresponsable suicidio de la democracia!
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